Un costarricense de 15 años señaló, en una audiencia de reconocimiento, al sujeto que el pasado 3 de junio amarró un mecate al cuello de un niño de 12 años y lo arrastró 600 metros hasta estrangularlo.
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La diligencia judicial, que fue privada, se realizó el viernes 14 de octubre mediante una videoconferencia que enlazó una de las salas de los Tribunales de San Carlos, en Costa Rica, y el Juzgado Sexto del Distrito Penal de Managua, en Nicaragua.
El resultado trascendió hasta el jueves anterior.
El caso es el asesinato del escolar Samuel Francisco Orozco Davis, que sucedió el 3 de junio de este año, en Banderas, de Pocosol, en San Carlos, Alajuela.
La vista judicial forma parte de los procedimientos para juzgar, en Nicaragua, al sospechoso de ese homicidio, que es un peón agrícola de apellidos Solís Carmona, de 35 años.
Un hermano de ese individuo, de 25 años, también figura como coimputado en el caso, pues los hermanos, luego de presuntamente asesinar al niño de 12 años, también intentaron asesinar al joven de 15 años, quien se salvó al simular estar muerto.
Los hermanos Solís están presos en Nicaragua desde el mismo día del crimen. A ellos los detuvo el Ejército de Nicaragua en Crucitas, sector nicaragüense pero a cuatro metros del cordón fronterizo, cuando pasaron con la moto robada a los muchachos ticos.
En ese momento, les decomisaron un revólver calibre 22 con el que, se presume, amenazaron a los menores. Por la tenencia de esa arma de forma ilegal, en Nicaragua los condenaron a dos años y seis meses de cárcel.
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Pedido de extradición
Tras conocerse aquí la captura de los sospechosos del crimen, el Ministerio Público formalizó el pedido de extradición, empero, la Constitución Política de Nicaragua prohíbe extraditar a los ciudadanos, por lo que el juicio por estos hechos se realizará en ese país.
La Fiscalía costarricense pidió que se les juzgue por los delitos de asesinato, intento de homicidio y robo agravado.
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Una de las pruebas testimoniales era el reconocimiento, en el cual compareció el muchacho de 15 años. En ese acto, también el testigo identificó al otro individuo de apellido Solís, de 25 años, como la persona que intentó acabar a golpes con su vida.
Al concluir la vista, el juez, Henry Morales, así como los representantes del Ministerio Público y de la Procuraduría de Nicaragua, firmaron como válida la audiencia, que tuvo como testigo al cónsul costarricense en Nicaragua, Álvaro Herrera Martínez.
Sin embargo, los defensores Maritza Cruz Montoya, quien estuvo en la sala en San Carlos, y Christian Ugarte Díaz, presente en Nicaragua, mostraron su inconformidad porque aseguraron que los descartes (personas civiles que no tienen relación con el caso, pero que aparecen junto al imputado) no guardaban ninguna similitud con los rasgos físicos de los sospechosos.
“No se hizo de conformidad con los parámetros normales, ya que la contextura de piel, estatura y tatuajes no fueron similares y esto va en contra de los parámetros establecidos por la Ley de Nicaragua y de Costa Rica”, apuntó Ugarte, según consta en el acta de reconocimiento.