La marca y el color de un calzoncillo que quedaron al descubierto mientras un sujeto participaba en el asalto a la agencia de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Coopealianza, en Pejibaye de Pérez Zeledón, fueron los elementos probatorios que usó el Ministerio Público para lograr que lo condenaran por el hecho delictivo, en el cual sustrajeron ¢95 millones.
El detalle de la prenda de vestir, el cual quedó grabado en el video de seguridad de la oficina bancaria, coincidió plenamente con el calzoncillo que usaba el imputado cuando fue capturado por la Policía, seis horas después del atraco. Además de la prueba de prenda íntima, hay que mencionar que a los dos implicados al momento de su captura les decomisaron ¢43 millones del dinero sustraído, así como papelería con sellos de Coopealianza.
Todos estos elementos probatorios sirvieron para que el Tribunal de Juicio de Pérez Zeledón condenara a Wilberth Édgar Sandí Jiménez, de 35 años, y a Ariel Jeffres Muñoz de 27, ambos vecinos de Tibás, a descontar una pena de seis años de prisión como responsables del delito de robo agravado. Empero, dicha sentencia fue apelada por el Ministerio Público al considerar que la pena es muy leve en comparación a la gravedad de los hechos. La impugnación está en análisis en el Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Cartago.
El asalto que se juzgó ocurrió el viernes 3 de julio del 2020, pocos minutos después de las 9 a. m. cuando tres individuos, con armas de fuego, primero sorprendieron al guarda de la puerta de entrada, luego ingresaron y tomaron el dinero de la Cooperativa y los bienes personales que tenían los cajeros y clientes. Después huyeron en un vehículo Peugeot de color gris que los esperaba en las afueras de la entidad financiera y siguieron por una calle de lastre con dirección a Zapote de Pejibaye.
Cuando habían recorrido unos 10 kilómetros del sitio del atraco y estaban en la denominada Cuesta San Martín quemaron el carro Peugeot y abordaron otro vehículo. Seis horas después, en San Vicente de Pilas, en Buenos Aires, dos de los implicados fueron detenidos por la Fuerza Pública cuando se encontraban cerca de un río donde había una canoa y un remo, lo que hace presumir a las autoridades que los sujetos pretendían terminar la fuga en esa canoa.
Actuaron con violencia
Según la acusación presentada por el Ministerio Público, los tres individuos (el otro participante en el hecho no ha podido ser identificado), ingresaron violentamente con armas de fuego. Obligaron a los clientes a tirarse al piso con la cara hacia el suelo y a entregar sus teléfonos móviles. Luego, se apoderaron del bolso de una ofendida y recorrieron las instalaciones donde obligaron a dos empleadas a entregar el dinero que tenían en sus muebles de trabajo.
Posteriormente exigieron a una servidora que abriera la bóveda y se apoderaron del dinero, y a otra empleada la forzaron a abrir el cajero automático, logrando tomar el dinero que estaba en ese aposento. En total robaron ¢95 millones, así como dos teléfonos móviles y un par de bolsos. Todos los movimientos de los hampones quedaron grabados en las cámaras de seguridad y fue ahí donde los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) pudieron observar el detalle del tipo de vestimenta como lo fueron la marca y el color del calzoncillo de uno de los imputados.
La sentencia la dictaron los jueces Iris Valverde Usaga, Bárbara Soto Pratts y Richard Mena Vargas que además ordenaron la destrucción del vehículo Peugeot que había sido quemado.