San José
En los últimos 11 meses, Costa Rica enfrentó dos fenómenos climáticos de magnitud destructiva, el huracán Otto y la reciente tormenta tropical Nate. Las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas en ambos casos. ¿es normal que en tan poco tiempo la población del país haya sufrido dos golpes de ese calibre?
La respuesta del oceanógrafo Omar Lizano es no. Sin embargo, el experto cree que el calentamiento global provocará que esos cambios abruptos en el clima sean no solo más constantes, sino también mucho más intensos y fuertes.
Lizano, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR), opinó que el poco tiempo transcurrido entre Otto y Nate envía una señal de alarma para el país y para Centroamérica en cuanto a las variaciones climáticas que está provocando el calentamiento global.
"Efectivamente, este tipo de fenómenos están ocurriendo cada vez más cerca de Costa Rica. Después del 2005, sufrimos los impactos de Alma, Agatha, Otto y, ahora, Nate. Eso nos quiere decir algo. A mí me cuesta decir que el nuevo panorama sea producto del cambio climático, pero sí podemos hablar de que sea una consecuencia del calentamiento global", comentó.
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Según Lizano, no hay todavía estudios científicos que respalden que el calentamiento global esté aumentando la periodicidad de los huracanes y las tormentas tropicales.
Sin embargo, dijo que las investigaciones sí permiten concluir a estas alturas que la modificación del clima de la Tierra y el consecuente calentamiento de los océanos aumentó la fuerza de las tormentas y huracanes que se forman en el Atlántico y en el Pacífico.
"Entre más caliente esté el océano, más eventos convectivos producirá, con mayor desarrollo vertical. Y, a mayor desarrollo vertical de los eventos, más intensidad tendrán las tormentas y los huracanes. Estos fenómenos se alimentan mejor de océanos calientes, no solo en su superficie, sino en sus primeros 50 metros de profundidad", agregó.
Todavía las series de huracanes y tormentas son cortas, pues se empezaron a desarrollar a partir del lanzamiento de satélites, e impiden determinar una tendencia. Sin embargo, según Lizano, si la temperatura del océano sigue aumentando será en la tierra donde se sufrirán las consecuencias de ciclones más poderosos.
Condiciones similares a las del año pasado
Más allá de si los cambios en la temperatura del planeta le están pasando facturas cada vez más elevadas a la población, en los casos de Otto y Nate hay una explicación científica sobre por qué golpearon a Costa Rica en tan poco tiempo.
Irina Katchan , coordinadora del Observatorio Climático del Centro Nacional de Alta Tecnología del Consejo Nacional de Rectores (CeNAT-Conare), explicó que este octubre unas circunstancias climáticas parecidas a las de noviembre del año pasado, cuando Otto tocó tierra en la zona norte costarricense, generaron que se creara el sistema de baja presión que, finalmente, devino en la tormenta tropical Nate.
Según Katchan, se trata de condiciones climáticas "muy similares" al fenómeno de La Niña, sin que este haya sido declarado oficialmente. Eso significa que las aguas del océano Pacífico estaban más frías de lo normal y las del mar Caribe, más calientes de lo usual.
De esa forma, los vientos que soplan desde el Pacífico vienen más fríos y se encuentran con vientos más cálidos en el Caribe, lo que facilita la formación de los ciclones tropicales.
Katchan explicó que las condiciones son similares, en nuestra región, a las que había en el momento en que se formó Otto, aunque en el momento del huracán sí estaba declarado el fenómeno de La Niña, lo que implicó que la salida de la estación lluviosa fuese más tardía.
"En octubre, estamos en condiciones muy propicias, las aguas del Pacífico están más frías, con mediciones entre -0,2 ºC, -0,5 ºC o -1 ºC. En el caso del Caribe, las diferencias de temperatura con la regular oscilan entre 1 ºC y 1,5 ºC", comentó la meteoróloga.
Añadió que se trata de "condiciones un poco anómalas, que generan un extenso, extremadamente extenso sistema", que abarca tanto el mar Caribe como el océano Pacífico, un prolongado sistema de baja presión, que generó "condiciones inusuales en la atmósfera superior, donde había mucha agua fría concentrada".
Aunque Katchan alegó que las condiciones fueron similares a las de noviembre pasado, añadió que en ese momento las aguas del Pacífico estaban mucho más frías y desencadenaron el huracán Otto.
"Eso causa un comportamiento muy diferente en la circulación atmosférica, el viento gira de lugares más fríos a más calientes. (...) No se repitió un patrón exacto, pero se asimila al comportamiento de La Niña. En periodos de La Niña, hay ciclones de mayor categoría, como Mitch, Juana o César", comentó la meteoróloga.
Las condiciones desde agosto son de fuertes lluvias, la ausencia de veranillos, inundaciones y sistemas de baja presión y eso, según Katchan, permitió a Nate generar "tanto desastre".