Louige Adiel Scott Simpson, señalado como uno de los gatilleros que participó en el asesinato en perjuicio de Dennis Patricio Omier Taylor, conocido como Tupac y quien era un líder de una banda narcotraficante asentada en Limón, fue condenado la mañana de este viernes a 40 años de prisión por un delito de homicidio calificado y un delito de homicidio calificado en grado de tentativa.
La sentencia la dictó el Tribunal Penal de Juicio de San José al terminar un debate que inició hace varias semanas para juzgar el homicidio de Tupac, que ocurrió el 9 de octubre del 2015 a las 8:30 a. m. en San Francisco de Dos Ríos, San José, luego de que cuatros sujetos que viajaban en un carro de color negro dispararon contra el taxi en el que iba el fallecido, junto a su compañera sentimental, una mujer de apellido Sawers y de un taxista apellidado Corrales Angulo. Las investigaciones judiciales determinaron que por perpetrar el homicidio se pagaron ¢100 millones.
Por este mismo caso, el 6 de diciembre del 2018 se había impuesto una condena de 40 años a Jimmy Andrés Guzmán Gómez de 38 años, David Germaine Smith Chollette (39), Edwin Andrey Taylor Young (37) y Uriel Augusto Urbina Obando (38). Esa pena se encuentra firme desde junio del año anterior según una resolución de la Sala Tercera. Louige Adiel Scott Simpson, de 45 años, no fue juzgado en aquella ocasión por razones de salud, por lo que el tribunal ordenó realizar un testimonio de piezas, es decir abrir otro expediente con las mismas pruebas, para que posteriormente se hiciera el debate.
Recuento del hecho
La Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos logró probar que para perpetrar este asesinato una organización narcotraficante contrató por la suma de ¢100 millones a varios individuos para que pusieran en práctica un plan especial para ubicar y luego liquidar al cabecilla de un grupo narco, identificado como Dennis Patricio Omier Taylor, de 34 años.
Durante el debate se determinó que el plan comenzó a gestarse a finales de junio del 2015. Consistió en dos fases: una, localizar al objetivo que había escapado de Limón hacia un sitio desconocido y la otra, ejecutar el crimen profesionalmente. El primer paso lo dieron cuatro sujetos de apellidos Solís, Montero y dos hermanos Morales, que fueron acusados de hurto. Ellos se encargaron de conseguir el carro.
Según la Fiscalía, el 17 de julio del 2015, Solís alquiló un Nissan X-Trail a una firma que renta automóviles. Cinco días después denunció ante el OIJ de Jacó, Garabito, Puntarenas, que el vehículo se lo habían robado. La Policía determinó que la banda consiguió placas metálicas, marchamo y la calcomanía de Riteve, de otro X-Trail con las mismas características y se las colocaron al alquilado. Ese vehículo pasó a manos de Taylor Young, el 23 de julio de ese año.
Paralelamente, otros de los imputados se dedicaron a realizar una “intensa pero discreta” vigilancia de la novia de Tupac, pues estaban seguros que ella en algún momento los llevaría hasta él. A Tupac lo ubicaron en San Francisco, la primera semana de octubre y el 9 del mismo mes, tres de los imputados, a las 8:30 a. m., acribillaron a Tupac cuando iba con su novia y un taxista. Los sicarios utilizaron el X-Trail y dispararon con dos AK-47. El carro lo dejaron abandonado a 500 m del sitio del crimen. En tanto, las armas se las dieron a un oficial de la Fuerza Pública de apellidos Urbina Obando, quien estaba de vacaciones, para que este las ocultara.
Durante el primer juicio por este caso, uno de los agentes de la Policía Judicial graficó la violencia del ataque al explicar que las trenzas de Tupac usaba quedaron a cuatro metros de la cajuela del taxi, sobre la calle. Tanto el taxista como la compañera sentimental del fallecido sobrevivieron al ataque.