“¿Han disminuido las muertes en carretera con estas leyes? ¿No pareciera ser, más bien, un tema de sensibilización?”.
Las preguntas son del fiscal adjunto de San José, Francisco Fonseca, emitidas al reflexionar sobre la aplicación de la pena de cárcel para quienes manejen en estado de ebriedad.
“Yo estoy muy de acuerdo con la agravación de algunas conductas, que ya está generando algún resultado, porque se puede demostrar que el homicidio culposo fue producto de que la persona andaba bajo los efectos del licor.
”Pero, con alguna preocupación, hemos venido notando que el Estado costarricense simplemente declina de las responsabilidades que le son propias y las traslada, por lo general, al Poder Judicial, a través de la creación de más leyes que sancionan ciertas conductas”, apuntó el funcionario.
Fonseca consideró que llevar a la vía penal la sanción de este tipo de comportamientos lo que hace es saturar el sistema judicial.
“Es algo preocupante porque no vamos a tener la capacidad de atender los casos graves de corrupción, narcotráfico, crimen organizado o sicariato si tenemos que participar de todo el quehacer humano”, advirtió.
Para el fiscal, el Estado debe aplicar sanciones administrativas como una forma de retomar funciones que le son propias.
“Yo quisiera ver si una multa de ¢500.000 y la suspensión de la licencia por cuatro o cinco años, no es más efectivo que una suspensión del proceso a prueba (medidas alternas)”, resaltó.
Sensibilizar. Otro de los pasos que, en criterio de Fonseca deberían darse, es hacer mayor conciencia en la población. Citó como ejemplo a Estados Unidos, donde desde primaria se imparten programas de educación vial.
Además, enfatizó en que, mientras los tráficos tengan que atender los procesos judiciales por arrestos de borrachos, se desatiende la prevención.
“¿Qué es más importante para el Estado: que un oficial de Tránsito esté durando no sé cuántas horas en el proceso penal, o que esté en la calle generando, con su presencia, que las personas respeten el ordenamiento vial?”, cuestionó.
Fonseca cree que el país sufre del llamado populismo punitivo: “Ante el clamor de la sociedad, se corre a establecer nuevos tipos penales, dándole a la gente un sentimiento de falsa seguridad”.