Tras nueve días de estar desaparecido un peón agrícola, cuya familia temía que hubiera sido secuestrado, este fue hallado sin vida en la montaña, aplastado por un árbol.
El cadáver de Rigoberto Vargas Jiménez, de 62 años, lo encontró su patrón, Eliécer Montero, en un terreno de Chirripocito, en Sarapiquí, Heredia. El sector está cerca del río San Juan, en la frontera con Nicaragua.
El hallazgo tuvo lugar el domingo, luego de casi seis horas de intensos rastreos. Montero contó que le encomendó al peón talar unos árboles para colocar luego unos postes en una cerca.
La víctima tenía 30 años de trabajar en el cuido y mantenimiento de parcelas en ese sector. Búsqueda. “La alerta la dio un vecino de la finca, quien me avisó que no sabía nada de Vargas, por lo que varias personas lo buscaron durante unos cinco días.
“La madrugada del domingo decidí viajar tres horas en carro y dos horas y media a caballo para buscarlo, con la lamentable sorpresa de encontrarlo aplastado debajo de un gran árbol que yo mismo le pedí que cortara”, dijo Montero.
El patrón narró que, junto al cuerpo, se encontraron el almuerzo, las botas de hule y la sierra que utilizó para cortar el árbol, así como otros implementos necesarios para esta labor.
La misma sierra que utilizó Vargas sirvió para recuperar el cadáver, ya que estaba bajo el árbol, dijeron las autoridades.
El traslado de los restos mortales a los vehículos que transportaban a los agentes de la Policía Judicial duró más de 12 horas, debido a la distancia y a las díficiles condiciones del terreno.