Problemas de comportamiento, como conductas agresivas o violentas, así como el desobedecer reglas, serían menos habituales en hijos de personas que alcanzaron la paternidad por primera vez pasados los 30 o 40 años, en comparación con aquellos niños que nacieron de padres más jóvenes.
Así lo plantea un estudio holandés que involucró a más de 32 mil niños, de 10 a 12 años, y sus familias. "Los padres pueden estar seguros de que su edad no es necesariamente un factor negativo con respecto a los problemas de conducta en sus hijos", dice su autora, Mariëlle Zondervan-Zwijnenburg, investigadora de la U. de Utrecht, en los Países Bajos, en señal de alivio a las diferentes aprensiones que genera la maternidad tardía.
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Una tendencia que ha ido en aumento: solo entre países miembros de la OCDE, desde 1995 a la fecha, la edad promedio de las madres al nacer su primer hijo se incrementó en tres años. Es decir, hoy bordea los 30.
“Sabemos que esto aumenta los riesgos de aborto espontáneo y una mayor asociación con trastornos del espectro autista y la esquizofrenia”, precisó la investigadora. Pero “quisimos saber si existe una asociación entre la edad de los padres y los problemas de conducta más comunes en los niños”.
Romper estigmas
Para la investigación se analizó el comportamiento problemático de los niños, a través de encuestas a los padres, los profesores y los propios menores.
Los resultados mostraron que los hijos de padres mayores tienden a ser menos agresivos o violentos. Sin embargo, no se encontró una asociación tan directa entre la edad de los padres y trastornos ansiosos o depresivos.
Daniela Donat y Manuel Contreras son padres de Mateo, que nació cuando Daniela tenía 35 años. “Nos costó mucho tenerlo y hubo mucha sobreprotección en los primeros años; lo que nos decían los doctores, lo hacíamos al pie de la letra”. Hace un año, ya con 43, tuvo una hija, Eva. “La principal diferencia fue la seguridad con la que enfrentas la crianza del segundo hijo, tienes más herramientas y creo que lo disfrutas mucho más”.
En el estudio se menciona que los padres mayores suelen tener más recursos financieros y mejor nivel educacional, pero los autores aclaran que estos factores no explican por sí solos el menor riesgo.
A juicio de Pilar Palacios, directora de la Clínica de Atención Psicológica de la U. Andrés Bello, el estudio holandés es interesante, ya que "más allá de los temas biológicos, hay factores psicosociales que muestran que podría ser beneficiosa la parentalidad a mayor edad". En el estudio se encontró que los efectos positivos eran un poco más pronunciados si la madre era mayor.
“Eso puede ayudar a disminuir los estigmas asociados”, precisa, en especial en países como Chile, en donde se pone más énfasis en la edad de la madre y no en la del padre. “Sigue habiendo una responsabilidad mayor en la mujer, lo que ya no ocurre en países europeos, por ejemplo”.