Sus libros son aquellos que hay que tener de cabecera para leer pausado, releer, retomar y poner en práctica.
Su experiencia como educadora le dio las herramientas necesarias para ayudar a los padres que se dejan llevar por la culpa y evaden los límites.
La disciplina y el acompañamiento son la clave para hacer de los pequeños personas con valores.
Les compartimos la entrevista que la escritora mexicana, Rosa Barocio concedió a revista Perfil, durante su visita a nuestro país, en el marco de la Feria Internacional del Libro Costa Rica.
¿Qué nos cuenta Disciplina con amor?
Parte del éxito de este título es cómo poner límites sin ahogarse en la culpa. Porque los padres de hoy en día por la culpa de no estar siempre con sus hijos ceden y esto es parte del resultado de la permisividad que estamos viviendo, donde los niños ya saben que pueden manipular a los padres por esa culpa que cargan.
Es necesario reconocer que la culpa es muy mala consejera y es el meollo de muchos de los problemas de padres.
Los niños están viviendo un abandono emocional. De alguna manera se han confundido las prioridades.
¿Cómo lograr el equilibrio? ¿Cuáles deberían de ser esas prioridades?
Más importante que todo lo material es la atención que el padre le puede da a su hijo. Les podrás dar el mejor colegio, el mejor auto y la mejor casa, pero si los padres no están presentes al hijo le esta faltando lo más importante en su vida emocional, para que crezca sano.
La mercadotecnia nos ha creado esta ilusión de que si le das todos estos bienes materiales tu hijo va a ser feliz.
El niño construye ese sentido de auto estima a través de la conexión que hace con los padres, que le permite sentirse aceptado, querido y que tiene un lugar en su vida. Mis libros buscan recordar a los padres que eso es lo esencial.
¿Cómo lograr que la culpa no se apodere del actuar?
Primero que nada, reconocer la voz de la culpa. Darte cuenta de esa vocesita que es la culpa, que tiene el mismo tono de la voz de su conciencia -por eso se confunden- y aprender a reconocer cuándo estás buscando sentirte bien y cuándo realmente te estas preocupando por tu hijo.
Entonces, para acallar esa culpa, para sentirme confortable, para quitarme la incomodidad es que le doy a mi hijo lo que no le conviene o le doy permisos que no son los más adecuados, es decir, no pongo límites.
A la larga el problema crece. Un niño que no tiene limites es uno que a todo se le dice sí, al que se le da gusto en todo, finalmente se convierte en un monstruo y esa es la verdad. La realidad es que vemos niños demandantes, caprichosos, con una muy baja tolerancia a la frustración porque no están acostumbrados a escuchar un no.
Invito a los padres a que hagan una pausa, a que reflexionen para no perder el camino.
¿Qué tanto afecta dejar la educación de los hijos en manos de instituciones?
Muchas escuelas se quejan de que los padres quieren dejar toda la responsabilidad a la escuela, cuando antiguamente era muy claro que la formación se daba en casa. Era muy claro que la escuela instruía y el hogar formaba, y creo que actualmente hay una confusión.
Como las escuelas cobran caro, el padre de familia se siente con el derecho de exigir. Aquí es necesario revisar y reubicar. Es la familia la que finalmente influye de manera preponderante.
En esta convivencia con los hijos hay un crecimiento mutuo. Nada te muestra más claramente tus limitaciones que esa convivencia diaria con los hijos que te confrontan, se revelan, te contestan, que te conocen en los peores momentos.
Por otro lado, los maestros han perdido su autoridad en este ambiente permisivo. Estamos viendo escuelas que ven a alumnos y padres como clientes, y ante el miedo de perder a los clientes ceden y tampoco ponen límites.
En ese tratar de tenerlos "felices" no se dan cuenta que los hijos se están haciendo consentidos, caprichosos e insoportables, porque es la realidad. Son niños irrespetuosos, groseros, que están acostumbrados a hacer su voluntad.
¿Qué se requiere para hacer el cambio?
Cualquier momento es bueno para cambiar de dirección. Si los padres ya han sido permisivos y los hijos no tiene límites hay que empezar, y entre más grande el niño más complejo es, pero hay que tomar esa responsabilidad.
Hoy en día se dan casos de niños que le pegan a sus padres, eso no se daba. En Estados Unidos, se calcula que el 25% de llamadas en asociaciones contra la violencia son de adolescente que golpean a sus padres.
Si eso ocurre en la adolescencia es porque se viene gestando desde la niñez, este es solo un ejemplo de hasta dónde está llegando esta permisividad.
La firma Edisa distribuye los libros de Rosario Barroco en la Feria.