Positiva, incansable y luchadora, así describe Sofía a su mamá Flora Quesada. Una mujer que desde hace un año se ha estado enfrentando a una nueva realidad en su vida: el cáncer de mama.
Flora Quesada, o Flory como todos la conocen, nunca se ha detenido, siempre ha logrado salir adelante aún en las condiciones más adversas. El 29 de junio del 2016, Flory comenzó a sentir un fuerte dolor de espalda a la vez que le apareció un “clavillo” en su seno. “Pensaba que el dolor era por estrés o cansancio, luego noté el clavillo en el pecho y mi hija me lo sacó, pero salió una masa no muy común color amarillenta, y al día siguiente me palpé una pelotita que no tenía”, recordó.
Inmediatamente, Flory decidió realizarse una mamografía que resultó alterada y buscó ayuda para hacerse una biopsia, la cual salió positiva y con ella la noticia del cáncer, un 2 de agosto, día de la Virgen de los Ángeles. “Fue algo muy impresionante. Es una noticia que te deja frío. Lloré tres días, al cuarto me levanté y pensé en que tengo un esposo, una hija y una familia completa que estaba conmigo y que debía ser positiva para salir de eso”, expresó Flory.
Flory también decidió vivir por su padre, quien en ese momento necesitaba de su ayuda. La familia siempre fue la principal motivación y ayuda de esta guerrera.
Un mes después llegó el día de la cirugía, en la cual le extrajeron un cuadrante de su seno y todos los ganglios que habían sido afectados y luego de eso, la quimioterapia. Flory perdió su cabello y sus pestañas, pero su positivismo y amor por la vida permanecieron intactos.
“Me compraron una peluca, pero al final decidí no usarla tanto y enfrentar lo que se venía como era en realidad. Me puse a pensar que no era la primera mujer ni sería la última en pasar por esta situación. Por eso acepté la caída del cabello”.
De esta experiencia, Flory aprendió que aunque el cuerpo no es el mismo después de los tratamientos de radio y quimioterapia, estos son solo obstáculos que se pueden vencer e ir saliendo adelante. “He tratado de seguir siendo la misma, siempre positiva”, comentó.
Aunque la lucha no ha terminado, ya que Flory continúa con tratamiento de radioterapia, su optimismo y fe le permiten pensar que esta ya es una prueba superada.
“Es una segunda oportunidad de vida que Dios nos da, porque cuando te dicen la noticia, uno no sabe si lo va a superar o que tan avanzado está, pero ahora que ya prácticamente lo superé, me doy cuenta que verdaderamente es una segunda oportunidad de vida”, expresó Flory.
La importancia del apoyo familiar
Sofía Astúa es la única hija de Flory, ella junto con su padre han sido los encargados de inyectarle siempre la dosis extra de apoyo y positivismo que Flory necesitó. “En esta situación hay que ser fuertes y hay que tragarse esas lágrimas, quitarse los pensamientos negativos y convertir todo en positivo para atraer siempre el buen resultado”, afirmó Sofía.
El cáncer no es una enfermedad de uno, afecta a todo el núcleo familiar, y por ello es menos difícil sobrellevarlo entre todos. “Es cansado físicamente porque son citas tras citas, en quimioterapia hay que esperar 6 horas, tardábamos horas en trasladarnos por la distancia en la que vivimos, el hecho de verla adolorida, cansada, con vómitos, pero siempre buscamos la forma de que todo se minimizara, porque lo que uno quiere es que ella esté bien, ganar esa lucha y transformar la palabra muerte en victoria”.
Para Sofía, su mamá siempre logra todo lo que se propone, nunca se cansa aún cuando se enfrentó al cáncer, y siempre se impulsa a seguir su ritmo de vida con positivismo, y es justamente esa la clave que permitió que Flory esté con nosotros.
Flory, en sus propias palabras, continúa luchando por ser la campeona de su familia y de su vida.