La carrera de Bali Rodríguez es conocida por muchos. Ella protagonizó algunas de las campañas de prestigiosas marcas de productos de belleza y su rostro apareció en portadas de icónicas revistas de moda.
Hace poco más de un año volvimos a escuchar sobre esta modelo y su carrera, cuando regresó a Costa Rica luego de su paso en las pasarelas de Nueva York.
Hoy su piel luce bronceada por los rayos de sol que aprovecha desde su casa, una finca en la Garita de Alajuela; su cabello menos voluminoso deja ver la estética rubia de quién parece tener más pinta de surfista apasionada y su cuerpo sigue siendo el de una mujer que estuvo a punto de convertirse en uno de los Ángeles de Victoria´s Secret.
Su voz es fuerte. De frases concretas y sin titubeo, dice lo que le gusta y lo que no. Hace lo que debe hacer y no se deja llevar por las masas, al menos eso asegura.
Si se escucha su historia de vida se puede percibir el esfuerzo que realizó para convertirse en la modelo internacional que llegó a ser. Entre líneas se revela la faceta de sacrificios, errores y tropiezos de la que fue parte y de la que –con la gran habilidad– supo renacer.
Si tuviéramos que otorgarle un atributo mitológico tendría las cualidades del Ave Fénix, esa criatura de fuego capaz de elevarse desde las cenizas. Su sensualidad frente a la cámara, su pasión por la moda y su ideología de vida la vuelve casi única en su especie, asemejando a ese animal vertebrado de sangre caliente del que sí estamos seguros tomó prestada la resiliencia, esa cualidad que nos permite renovarnos tras el tropiezo para salir mucho más airosos, fuertes y luminosos.
De pequeña fue bastante dominante, al punto de llegar a la rebeldía. Era cruda y pura en su forma de ser. Terriblemente honesta, de esas personas que prefieren la verdad ante todo sin importar si era bueno o malo. Esa sinceridad también la llevó a convertirse en consejera de muchos. Al final de todo, -asegura- siempre tenía buenas intenciones.
Inició su carrera como modelo a los 17 años, algunos meses después de irse a vivir a Australia con su novio quien ya tenía camino recorrido en la misma profesión. Julián le enseñó todo lo necesario para encaminarse en ese ambiente, aunque luego de terminar su relación nunca supo más de él.
Confiesa que sus primeros años fueron difíciles. Un fuerte desacuerdo en casa le impidió contar con la ayuda de su familia.
Rodríguez vivió el modelaje al mejor estilo de la vieja escuela. En aquél entonces, ser modelo internacional era un trabajo mucho más complicado, pues no contaban con redes sociales. La presencia en cada ciudad era indispensable, debía buscar de a pie castings y agencias. Aún así no le faltó nuenca el trabajo, modeló en Miami, Milán, Grecia, Hamburgo, Dusseldorf, Munich, Barcelona, Dubai, Los Ángeles, Tokyo, Singapur y Nueva York.
En el camino topó con dos incidentes de acoso –uno en Milán y otro en Estados Unidos– pese a ello defiende la profesión y desmiente la idea de que el modelaje sea una actividad sucia y corrupta, al menos desde su experiencia.
“Las malas intenciones se dan en todo lado. Hay drogas o gente mal intencionada que trata de sabotear el trabajo. Hay quienes dicen “que si te acostás conmigo ganás la portada tal”. Si quieres vender tu cuerpo de esa forma para llegar a algo, bueno hay unas que lo hacen, pero también están quienes lo hacen y no llegan a nada, porque prácticamente abusaron de ellas. Es una cuestión de actitud”, comentó.
Fue parte de la publicidad de marcas como Pierre Cardin, Olay, Nikon, Canon, Nautica, Coca Cola, Clarins, Samsung, Sally Hansen, JC Penney y Jordache. Además, ocupó páginas editoriales de revistas como Mirror, Playboy, Shape, Women’s Health, Ego Moda, Maxim, Vanidades, Clara, Elle, Soho y por supuesto Perfil.
Se llegó a posicionar tanto en el mercado que su tarifa era de las etiquetadas como Top Models. Su sueño estaba a punto de cumplirse: firmar con Victoria´s Secret, pero vino la crisis del 2008 y al igual que decenas de modelos perdió todo de la noche a la mañana.
“Todas las modelos de Nueva York nos vimos en quiebra y tuvimos que empezar a buscar trabajos en bares o restaurantes, claro que a mí me tocó dejar mi apartamento y regresar a Costa Rica, lo había perdido todo”.
Segundo round
Regresó con la idea de establecer su propia agencia de modelos: Unique Model Management, con el fin de profesionalizar el mercado en el país.
“Cuando llegué a Costa Rica me costó. Llegué a montar Unique deprimida por haber perdido mi momento de carrera que me costó tantos años, tantos viajes, todo lo que invertí en esos años. Todo se perdió de un día a otro en la crisis. Fue muy doloroso”.
A la agencia le fue muy bien. Lograron subir las tarifas y hasta enviar modelos fuera del país. Con el tiempo otras agencias abrieron sus puertas generando más competencia en el mercado.
Su nuevo objetivo de vida era lanzar modelos internacionalmente. Pero nada siempre es color de rosa. La decepción empezó a crecer por la falta el deseo por parte de ellas. Fueron pocas las que se quedaron afuera “porque hay que estar afuera y quedarse allá”. Sacarlas no era fácil, necesitaban un book profesional y para aquel entonces solo existía Perfil.
“Me maté en ese proyecto, metí de mi dinero, de mi alma, de mi esfuerzo para que esas chicas salieran. Muchas no se dieron cuenta de la decepción que me crearon”.
Mientras tanto en Costa Rica los contratos iba y venían pero los pagos no, al punto de tener que “pelear” por clientes. Esa fue de las cosas que empezó a afectar a la agencia y los siete años de estar en esa rutina se empezaron a agotar las fuerzas.
“Luego abrieron el Mercedes (Fashion Week) y no invitaron a Unique porque me tenían celos, puras tonterías, realmente tonterías que simplemente ya era lo último que faltaba para que se me terminaran de ir las ganas. Lo que quería era algo bueno para todos lo que nos gusta la moda. Habían muchas de esas cosas que sucedían y no entendía por qué”.
El Ave Fénix muere consumida por el sol. La agencia cerró.
Tercer round
Nueva York estaba ahí. Nada la detenía para regresar a buscar de nuevo el sueño americano pero en su versión más fashion.
Tardó tres años en ver que aquel mundo ya no era el suyo. Había sido exprimida emocionalmente por Unique. No tenía la misma motivación que antes para ir a cazar castings. Tener un portafolio tan fuerte como el suyo no era garantía de nada, tenía que volver a ingresar al “sistema”.
Por algún tiempo se negó a la transformación digital, extrañaba la vieja escuela con que se había formado. En modelaje hizo poco, con 30 y tantos ya no podía aspirar a ser la super modelo o convertirse en uno de los Ángeles.
Se emocionó con la actuación. Llevó un par de cursos y obtuvo un papel en la película Apocalypse Earth, además fue parte de varios videos de música, el más reciente “Ella” de Ricardo Arjona.
El mal ambiente generado por la elección de Trump en Estados Unidos la motivó una vez más regresar a Costa Rica, esta vez con la idea de producir productos veganos.
Cenizas
Si bien en cada una de sus reinvenciones su familia es la que más apoyo le ha dado, Bali no niega que su núcleo ha sido turbulento. Sus padres se han divorciado al menos tres veces, desde pequeña fue testigo de las “muchas novias” de su padre y de las constantes depresiones de su madre.
Afirma que este estilo de vida le generó problemas de adolescente. El trabajo y las obligaciones de su padre se convirtieron en ausencia justificada, y las peleas con su madre en razón suficiente para no querer estar en casa.
“En esas épocas por tantos divorcios y separaciones estaban lidiando con sus problemas personales y no estuvieron muy presentes. Así es la vida. Hoy en día soy madura y me doy cuenta de que no fue culpa de ellos. De adolescente probablemente los culpé y los odié mucho por eso, pero con los años veo que todo esto es natural. Es el ser humano”, reflexiona.
Esa soledad garantiza fue lo que la llevó a caer en el consumo de drogas, una adicción que la acompañó durante años y con la que se mantiene en constante pelea.
“He pasado por cosas… pero como todos, tenemos defectos y problemas. Yo tuve un problema de drogas muy fuerte por muchos años. Me costó (sic) quitarme de eso. La verdad es que uno nunca se recupera completamente, porque el mundo es muy difícil y la vida no se está poniendo más fácil”, lamentó.
Uno de esos momentos de los que dice haber topado con suerte sucedió en Italia, en una de esas fiestas donde invitan a modelos. Una copa de vino blanco fue suficiente para despertar en otro sitio, violada. Los exámenes de sangre arrojaron restos de rohypnol, droga conocida por ser utilizada para cometer asaltos sexuales. Se considera afortunada por salir con vida de esa experiencia.
Desde hace un año está bastante limpia, encontró en su nuevo estilo de vida un balance que por el momento la mantiene “alineada”.
“Estoy pasando por una etapa donde se ma ha abierto la mente, mi cuerpo con el venganismo se ha desintoxicado bastante, estoy muy metida con el misticismo, en aprender a ver auras y estoy más conectada con la energía de las personas”, cuenta.
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Activismo
El modelaje siempre lo llevará en su sangre, es parte de su ADN. Su estilo sensual y único es un imán de las cámaras. Junto a su padre, con quien hoy mantiene una excelente relación, maneja en Grecia un hotel para perros, ya cuenta con su propia línea de quesos veganos que distribuye por pedido, y está analizando la posibilidad de producir alimento vegano para cachorros.
Aunque todo esto llena su agenda, lo que realmente le apasiona es el activismo. Está metida de lleno con “Anonymous for the Voiceless”, movimiento que nació en el 2015 en Australia que busca concientizar a la población sobre las afectaciones por el consumo de productos de origen animal.
“El activismo busca bajo el anonimato -porque utilizan máscaras en sus presentaciones- recordar y revelar lo que sucede en los mataderos, porque lo hemos olvidado. La mayoría de las personas si tuvieran que matar lo que se comen no lo harían”, sentenció.
“Quiero tratar de inspirar a otr os a cambiar sus dietas para disminuir el daño que le causamos al planeta”, añadió la modelo, quien además invitó a los interesados en aprender del tema a contactarla a través de sus redes sociales.
Bárbara sigue, su resiliencia ante las circunstancias de la vida es evidente, ahora con una versión mucho más saludable posible, siempre frente al lente de una cámara.
Producción Andrea González Mesén. Fotos Jeffrey Zamora. Arte Augusto Ramírez. Stylist Katherine Durán. Maquillaje Miguel Cascante. Locación Los Sueños Marriott.