Si hay un hecho que se debe agradecer al siglo XX, es haber sentado las bases para las vidas longevas que hoy se viven. La población mundial mayor a 65 años es hoy de 703 millones, el doble que en 1980; y, a su vez se estima pudiera duplicarse nuevamente para el año 2050. Este cambio demográfico representa muchos retos para la sociedad.
Las innovaciones médicas, los avances en saneamiento y la educación en salud son parte de las causas en la longevidad de las poblaciones en el mundo; hoy, incluso, se habla de que los 80 son los nuevos 60, refiriéndose a que, precisamente esas innovaciones que se han enfocado en mejorar la salud de los adultos mayores, se han vuelto más accesibles, lo que podría generar que la expectativa de vida aumente y que cada vez sea más usual llegar a los 80 años manteniendo una buena calidad de vida.
Un corazón sano para un envejecimiento sano
Mientras el envejecimiento de la población aumenta en cifras demográficas, se debe tomar acción para atender los retos y necesidades que implica; por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares (ECV), que van adelante con un aumento en su prevalencia y en su impacto para la salud y la economía.
Las enfermedades cardiovasculares representan más de 17 millones de muertes en el mundo y son la mayor enfermedad no transmisible por morbilidad y mortalidad. Aunque se han dado significativos avances en la prevención, el cuidado y el tratamiento para la salud cardiovascular, el envejecimiento de la población ha traído un incremento de las ECV. Envejecer en sí mismo es un factor crítico de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por ello, la comunidad global debe cambiar para abordar, mitigar y prevenir proactivamente los desafíos de salud relacionados con la edad promoviendo un envejecimiento saludable y activo, y desarrollando soluciones innovadoras.
El autocuidado en el adulto mayor
De acuerdo con información de la Asociación Gerontológica Costarricense (AGECO), el autocuidado es la decisión intencionada de una persona de cuidar su salud, con la finalidad no solo de prolongar la vida sino también para vivirla con calidad.
Dicha decisión le da a la persona la posibilidad de ser partícipe de manera activa sobre su vida, es decir, le otorga protagonismo. Es la mejor estrategia para optar por estilos de vida saludables a lo largo de la vida.
En el caso de las personas adultas mayores implica que cada persona debe responsabilizarse de su salud, conocer cómo funciona su cuerpo y su organismo, así como aquellas situaciones que son frecuentes o usuales o normales y las que no lo son.
Practicar el autocuidado debe ser una tarea de todas las personas que deseen tener estilos de vida saludables a lo largo de todas las etapas del ciclo vital. Aún en condiciones de mediana dependencia las personas pueden poner en práctica acciones que conlleven su autocuidado de acuerdo con las posibilidades físicas, psíquicas y emocionales.
En este contexto, el autocuidado puede lograrse por medio de ciertas prácticas que deben convertirse en rutina a partir de una decisión, algunas de ellas son:
- Convertirse en dueño o dueña de su propio cuerpo: implica conocerse, lo que está bien y lo que no. Aprender a conocer síntomas que puedan aparecer de acuerdo con su historial y sus posibilidades.
- Apoyar la salud física y mental con prácticas saludables como realizar ejercicio, alimentarse bien, mantener espacio de ocio, recreación y relajación.
- Mantener el propio expediente de vida y de salud. De ser necesario así se apoya al profesional de la salud cuando aparece alguna situación de enfermedad.
El autocuidado es un proceso que debe darse a lo largo de toda la vida de las personas. En la etapa de la vejez cobra especial importancia, principalmente, porque de forma común ocurren situaciones de salud que deben ser abordadas, pero las cuales requieren conocer historiales de otras etapas de la vida.
Una gran ventaja del autocuidado es que, en términos generales, tan solo requiere básicamente de conocerse a sí mismo y tomar la decisión de vivir con responsabilidad y compromiso cada etapa de la vida. El autocuidado tiene amplia relación con la autoestima, cuidarse a sí mismo implica quererse y valorarse como persona.