Existen condiciones de salud que podrían ser complicadas de diagnosticar, debido a que presentan síntomas y signos similares. Este es el caso entre la artritis reumatoide y la fibromialgia.
"Esta confusión o dificultad para ser diagnosticada se debe a que ambas son condiciones donde hay dolores en múltiples sitios", indicó el doctor Oscar Soto Raíces, reumatólogo.
“En la artritis reumatoide el dolor es mayormente en la articulación, el cual viene por inflamación. Esta articulación va a estar hinchada, en algunos casos roja y caliente, lo que causa dolor. Por otro lado, en el caso de la fibromialgia, el dolor es bastante más generalizado y no hay hinchazón en las articulaciones. El dolor mayormente es muscular y es alrededor de la articulación. Además, el paciente sufre de cansancio, problemas de memoria, depresión, ansiedad y dolores de cabeza, entre otros”, destacó el reumatólogo.
Una característica de la artritis reumatoide es que son más las mujeres que padecen la condición, suele comenzar en la edad mediana y es más común entre los adultos mayores. Por su parte, la fibromialgia puede darle a cualquier persona, pero es más común en las mujeres, quienes tienen el doble de probabilidades de tenerla, personas de mediana edad y pacientes con otras enfermedades como lupus.
No es lo mismo
Entre las diferencias claves de cada condición está la manera en que afectan al cuerpo, algo que, a la larga, podría tener efectos adversos en caso de que no se diagnostiquen a tiempo. “Para la artritis reumatoide no existe una cura, pero sí se puede poner en remisión total, de forma tal que, si se diagnostica a tiempo y se trata temprano, se puede parar el progreso”, comentó el doctor Soto Raíces.
“Si una inflamación persistente no se puede controlar, daña la articulación y, entonces, viene la deformidad. Esto lleva a la incapacidad, pero también a un tipo de dolor que es más mecánico y crónico. Si uno lo diagnostica temprano y se trata a tiempo, el paciente puede vivir como si no tuviera artritis. No podemos decir que la podemos curar, pero mucha gente vive como si no la tuviera”, resaltó.
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La fibromialgia es distinta. “Esta no es una condición que afecta o va a dañar el músculo, ni los tejidos, ni las articulaciones, así que, en ese sentido, no debería limitar el movimiento”, añadió Soto Raíces. “Lo que puede incapacitar es el dolor persistente, pero el dolor se puede trabajar. En algunos casos, la fibromialgia se puede ir por completo”, dijo.
Según el reumatólogo, si un paciente presenta hinchazón y enrojecimiento en sus articulaciones, debe hacerse todos los estudios pertinentes para descartar que haya un proceso inflamatorio. Estos laboratorios van a ayudar a marcar una inflamación en sangre y anticuerpos que, a veces, están presentes en la artritis reumatoide. Esos detalles no se manifiestan en los pacientes con fibromialgia. Esto ayudará a hacer un diagnóstico efectivo.
¿Cómo tratarlas?
Los tratamientos para ambas condiciones de salud son distintos debido a la naturaleza de cada una. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune, lo que significa que la artritis es el resultado de un ataque de su sistema inmunitario a sus propios tejidos. Por eso se trata con antinflamatorios y con medicamentos especializados que bloquean o tratan de regular el sistema inmune. Una vez baja la inflación, usualmente el dolor se va.
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Por su parte, la fibromialgia es distinta, porque a pesar de que también es una condición crónica, sí hay medicamentos que pueden ayudar a que la persona esté en remisión de su dolor. El tratamiento va dirigido a bloquear el dolor en el sistema nervioso central. Además, se trata con una combinación de terapias, las que pueden incluir cambios de estilo de vida, ejercicios y tratamientos complementarios como masajes, terapias de movimiento, quiropráctica y acupuntura, entre otros.
Visita al médico
Para el doctor Soto Raíces, la visita al médico es vital para aquellas personas que tengan un dolor persistente por varias semanas. “Toda persona que tenga dolor generalizado o hinchazón en las articulares y que sea persistente, de dos a tres semanas de duración, debe buscar ayuda. Usualmente debe comenzar por su médico primario y tener una buena evaluación. El siguiente paso es visitar un especialista que le podrá tratar la enfermedad de manera efectiva”, concluyó el reumatólogo.