Para que existiera el Rey del Rock n’ Roll (el Rey Elvis, Primero y Único) era necesario construir su castillo y extender su feudo. Pues bien, Richard Wayne Penniman fue uno de esos notables, locos y audaces arquitectos del género musical que primero dividió al mundo y que luego lo ha mantenido unido como ninguna otra música lo ha logrado.
La claridad social y su conciencia histórica le permitieron a Richard otorgarse el derecho a autonombrarse como arquitecto del género y nadie hasta el día de hoy ha contradicho algo al respecto.
No cabe duda de que Little Richard, a pesar de sus extravagancias y dudas existenciales, dejó una huella muy profunda en la historia de la música del siglo XX y que habrá que seguir escuchando y viéndole en sus videoclips como tributo imperecedero a su personalidad y sus creaciones.
Aunque su obra más importante se localiza en la segunda parte de la década de 1950, igual fue lo suficientemente concreta para sostener gran parte del gran castillo rockanrolero. De hecho su canción Tutti Frutti fue incluida en el Registro Nacional de la Grabación que posee la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y en el texto de introducción se puede leer que " su vocalización única sobre el ritmo irresistible anunció una nueva era en la música”.
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En una sociedad fragmentada en dos colores, para una persona negra el sobresalir, crecer e imponer tendencias simplemente no era sencillo y, a veces, casi imposible. La fuerza de esta nueva música y el carácter de sus creadores pudieron más que la estupidez social y también la industria hizo lo suyo, no hay que ser ingenuos.
Little Richard fue uno de los que formó el primer grupo de integrantes del Salón de la Fama del Rock and Roll, por supuesto. Luego el del Salón de la Fama de los Compositores y así varios salones más y una centena de reconocimientos de todo tipo. Sin embargo, entre todos estos tributos, hubo uno que valía el peso de sus lágrimas y sudor. Me refiero al Rhapsody & Rhythn del Museo Nacional de Música Afroamericana por “su papel clave en la formación de géneros musicales populares y ayudar a poner fin a la división racial en las listas de música y en los conciertos a mediados de 1950”.
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Esto es, en mi opinión, lo más relevante que habría que decir de Little Richard. Eso y seguir escuchando sus canciones, incluyendo las de estilo gospel o religiosas porque fue un excelente intérprete, además de creador y pianista. Solo podría agregar que, y como si fuera poco, fue quien guió a Jimmi Hendrix en sus primeros pasos, que la primera canción completa que alguna vez cantó Paul McCartney era de Richard y que el primer disco larga duración de Rolling Stones venía inspirado por su música.
De pequeño nada, solo la estatura y de Tutti Frutti todo lo que pudo. Su gigantesca sonrisa solo es opacada por su famoso grito de guerra “¡¡¡ a woop bop a loon bop a boom bam boom !!!”.
El autor es crítico de música.