No habían pasado más de quince días desde el segundo tiroteo con más víctimas mortales en Estados Unidos.
Desde Sandy Hook, Estados Unidos no recibía un golpe tan violento con un civil disparándole a otros. En este caso, a adolescentes. 17 muertos y al menos 20 heridos.
Le llamaron “la masacre de San Valentín”: el décimo octavo tiroteo en una escuela de Estados Unidos en lo que va del año y el sexto que ha dejado estudiantes muertos o heridos.
Tras el pasado 14 de febrero en Florida, manifestaciones de estudiantes exigiendo la regulación de armas se hicieron sentir en el país con más tiroteos masivos en todo el mundo.
Mientras tanto, en Newfoundland, Pensilvania, el ambiente era otro. Uno completamente diferente.
Cientos de parejas armadas con rifles AR-15 llenaron una iglesia en Pensilvania el miércoles 28 de febrero para bendecir sus matrimonios, y también, para celebrar sus armas como “barras de hierro” que, según ellos, podrían haber salvado vidas en la reciente masacre.
Mujeres vestidas de blanco y hombres con trajes oscuros se aferraron a las armas en la Iglesia Santuario, en las montañas rurales de Pocono (a unos 160 kilómetros al norte de Filadelfia).
Mientras funcionarios de la iglesia vestían ropas blancas y rosadas para marchar con sus armamentos, celebrantes llevaban coronas hechas con balas.
El reverendo Hyung Jin “Sean” Moon, hijo del difunto fundador de la Iglesia de la Unificación, el polémico reverendo coreano Sun Myung Moon, bendijo aproximadamente a 250 parejas en el servicio, según un portavoz de la Iglesia Santuario y datos publicados por Reuters.
Esta iglesia, grupo controversial y disidente, no parte de la Iglesia de Unificación (de su padre), según una portavoz de esta última. Pero sus raíces, sin duda, se entremezclan profundamente.
De acuerdo con el vocero de la Iglesia Santuario, esta ceremonia de bendición matrimonial había sido planeada mucho antes de que Nikolas Cruz, de 19 años, abriera fuego en la escuela Marjory Stoneman Douglas acabando violentamente con la vida de jóvenes de su edad.
Moon dijo en un comunicado que el personal de la escuela de Florida debió haber estado armado: una opción que el mismo presidente Donald Trump aseguró que debía explorarse y que sindicatos de profesores han criticado contundentemente.
“Cada uno de nosotros está llamado a usar el poder de la ‘vara de hierro’, no para armar u oprimir como se ha hecho en reinos satánicos de este mundo, sino para proteger a los hijos de Dios”, dijo el líder religioso, citando el libro de Apocalipsis de la Biblia.
“Si al entrenador de fútbol americano que se apresuraba a defender a los estudiantes del tirador con su propio cuerpo se le permitiera portar un arma de fuego, muchas vidas, incluida la suya, podrían haberse salvado”, dijo la declaración de Moon.
¿Quiénes son?
El Santuario Mundial de Paz y Unificación, también conocido como la Iglesia Santuario, está dirigida por el hijo del fallecido Sun Myung Moon.
Este difunto y autoproclamado mesías coreano se convirtió en un símbolo de las guerras de cultos de la década de 1970 al celebrar bodas masivas para parejas que a menudo, eran completamente desconocidos entre sí.
Según el Chicago Tribune, Moon se convirtió en una ficha de peso en un segmento del mundo conservador estadounidense a través de poderosos intereses comerciales.
Su hijo, Hyung Jin Moon ha dado derechos de posesión de armas a la comunidad religiosa que dirige en Pensilvania, según el Southern Poverty Law Center, que rastrea los grupos de odio y llama a Hyung Jin Moon un “líder de culto anti-LGBT”.
“El sitio web de la iglesia llama a ‘parejas heterosexuales’ que creen que Hyung Jin Moon es el representante y heredero de su padre mesías a participar en una histórica ‘Bendición de registro del Libro de la vida’, ya sea en Newfoundland o ‘en otros lugares a través de Internet’”, informó el Chicago Tribune.
Además dice que “un sobrerano reino de los cielos en la tierra (su iglesia)”, debe ser defendido, “que es donde entran los rifles de asalto”, afirma el sitio del centro.
“Se les pide a las parejas bendecidas que traigan coronas que representan la soberanía de Reyes y Reinas, y una ‘vara de hierro’ designada por el Segundo Rey (como se hace llamar Hyung Jin) como un rifle semiautomático AR15 o equivalentes como un rifle AK semiautomático, que representa tanto la intención como la capacidad de defender a la familia, la comunidad y la nación”, aseguró la iglesia.
Según Chicago Tribune, si las parejas no podían llevar las armas debido a problemas legales “u otras razones”, se les “invita a comprar un certificado de regalo de $ 700 en una tienda de armas, como evidencia de su intención de comprar una ‘barra de hierro’ en el futuro (...). Estas acciones para participar con coronas y una vara de hierro o certificado de regalo son señales de asistencia, soberanía y vigilancia para proteger a la nación que viene de Dios”, comunicó la iglesia.
Pasado polémico
Ambas iglesias y su familia, severamente criticadas tanto por grupos cristianos como por seglares, declarándola como un radical “culto”, tiene un pasado controversial.
En 1976, el anciano Moon (padre del actual líder de la iglesia de Pensilvania) predicaba ya en multitudes estimadas de 25.000 personas en mitines alrededor de todo el país.
Los seguidores de Moon, conocidos despectivamente como Moonies, llamaron la atención del público por sus bodas masivas públicas para miles de parejas que por lo general no se conocían.
“La iglesia (de Unificación) se volvió extraordinariamente exitosa desde el punto de vista financiero, aportando millones de dólares al año desde Estados Unidos y el extranjero”, escribió el medio Vox en un reportaje. “Finalmente, Moon creció en una serie de negocios exitosos que incluyen una red de televisión por cable, un estudio de construcción naval y un imperio de mariscos”.
“Ese efectivo se usó a menudo para financiar el cabildeo político, incluida la defensa de la unificación de Corea y las causas pro-surcoreanas y la política exterior. Hoy, el imperio comercial de Moon se conoce como Tongil Group, un conglomerado multimillonario que apoya los objetivos de la Iglesia de Unificación”, agregó Vox.
Según datos del medio, la conexión entre actividades religiosas y financieras de Moon, a veces rozaba con lo ilegal: Moon estuvo 11 meses en prisión en la década de los ochenta por evasión de impuestos, y una investigación del 76 encontró vínculos entre la iglesia y el aparato de inteligencia militar coreano.
La Iglesia de Unificación también se involucró de forma estrecha con la política de la derecha estadounidense y con el partido republicano.
La periodista Miah Blake, escribió en el 2013 en la Nueva República, que Moon acumuló “una influencia política extraordinaria, construyó una vasta red de poderosas organizaciones de derecha y forjó alianzas con cada administración republicana presidencial desde Ronald Reagan”.
Según Vox, ya en el 2004, legisladores republicanos asistían a ceremonias de la Iglesia de Unificación. En una de ellas, Moon fue “coronado”.
Aunque la iglesia de padre e hijo no es técnicamente la misma, desde que Moon murió en el 2012, las rivalidades entre sus hijos han resultado en que operen independientemente.
“Pero la familia Moon en términos más amplios, en los últimos años, ha hecho de la retórica a favor de las armas una parte importante de sus actividades religiosas y financieras. Entre las tenencias del Grupo Tongil se encuentra Kahr Arms, una compañía de armas fundada por otro de los hijos de Moon, Justin Moon”, escribió Vox. “La compañía ha recibido atención de figuras públicas políticamente conectadas. En 2016, Eric Trump asistió a la apertura de una tienda de armas afiliada a Tongil”.
Mientras tanto, la Iglesia de la Unificación y sus ramificaciones continúan denominándose públicamente como cristianos.
El pasado 28 de febrero, la Iglesia Santuario dio un mensaje contundente: han adoptado también las armas de fuego como un arma religiosa, aferrándose intensamente a un camino que les ha abierto las puertas.
Después del tiroteo de Florida, según Gun Violence Archive, habían sido asesinadas 1.816 personas en tiroteos en Estados Unidos: la cifra equivale a 40 muertos diarios en un período de seis semanas.
Grupos radicales usan esas cifras como gasolina. Tienen todo a su favor: la inquebrantable fe de sus seguidores y un gobierno con poco interés por regular el uso de armas; un gobierno tan cercano a la industria responsable de tanta sangre derramada que está lejos de meterse en su camino.