La palabra ‘viral’ es la hostia de expertos en Internet, analistas de nuestro comportamiento virtual y mercadólogos obsesionados con cada una de las tendencias que aparecen en la web. ¿Recuerdan el viral del Harlem Shake? ¿O aquella vez cuando todos fuimos activistas en contra de Kony? ¿Qué me dicen del juego de Kim Kardashian? Virales todos; objetos de estudios infinitos sobre la propagación de material en la web.
El caso más reciente de una ‘campaña viral’ nos lleva a un terreno gris, pues no sabemos si lo que está pasando es positivo o reprochable; no sabemos si el asunto dice más acerca del narcicismo que como sociedad valoramos, o si se trata de una de las pocas ocasiones en las que una tendencia en línea nos redime de parte del daño que le hemos causado al planeta y a nuestros pares con nuestra escasa compasión.
El nuevo viral de moda se llama Ice Bucket Challenge (traducido al español como ‘desafío de la cubeta de hielo’), el cual se originó en Estados Unidos y ha impactado redes sociales por doquier. Se trata de un plan para propagar y generar mayor conciencia sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad que causa que las células del sistema nervioso empiecen a fallar hasta que mueran.
ELA también es conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, debido al jugador de los Yankees que se retiró en 1939 por el padecimiento.
En Estados Unidos, la ALS Association (por las siglas en inglés de la enfermedad) ha recaudado dinero desde hace casi tres décadas para combatir el padecimiento y cooperar con los pacientes del mismo. Uno de los casos más conocidos de ELA es el del físico Stephen Hawking, así como de otros deportistas y celebridades –en total, más de 12.000 estadounidenses la padecen–; sin embargo, la población general no maneja mucha información al respecto de la asociación ni de la enfermedad ni de lo que se puede hacer para ayudar.
Bajo ese supuesto nace –quizá sin que su apabullante popularidad fuera planificada– el Ice Bucket Challenge, que poco tiene que ver con el tema de fondo. El reto consiste en que el desafiado debe recibir el peso frío de una cubeta de agua helada en su cabeza; por supuesto, la acción ha de ser registrada por una cámara para que el video se propague en las redes sociales porque ¿qué sentido tendría todo esto si no lo compartimos en Facebook?
Luego de cumplir el desafío, la persona ha de incitar a tres amigos a hacer lo mismo, con la regla de que si no lo hacen en menos de 24 horas tendrán que donar $100 (unos ¢55 mil) a la ALS Association. Así las cosas, en Estados Unidos esta bola de agua gélida ha aumentado su tamaño considerablemente desde julio, y la campaña ha recibido el apoyo de cientos de miles de personas, en cuenta muchos famosos. De igual manera, se estima que muchos de los que subieron sus videos igualmente donaron, pues la asociación ha recibido más donaciones en estas semanas que nunca.
Parte de la larga lista de celebridades que se han apuntado a formar parte del reto incluye desde Bill Gates hasta JJ Abrams, pasando por Chris Pratt, Thalía, Justin Timberlake, Britney Spears, Ryan Seacrest, Lebron James, Dwayne Johnson, Seth Green, Selena Gómez, Eminem, Jimmy Fallon, Mark Zuckerberg, Drake y hasta Rob Ford, el infame alcalde de Toronto.
Efecto dominó
El reto del balde de hielo se conocía desde antes para otras causas y en otros países, pero nunca había tenido tanto impacto como en este caso. La primera persona en sugerir el desafío en relación con la ELA fue Pete Frates, un exjugador de béisbol de 29 años que padece la enfermedad y que actualmente no puede hablar, pero que compartió en Facebook y Twitter un video y varias publicaciones promocionando la campaña y nominando a amigos para que cumplieran el reto. Uno de esos amigos, Corey Griffin, murió en un accidente a mediados de agosto.
Antes de eso, el desafío existía pero quienes no lo cumplían debían escoger la caridad de su elección para donar los $100. En varios canales de deportes, especialmente de golf, el Ice Bucket Challenge parecía tener el único propósito de que la gente hiciera algo estúpido por diversión, y no fue hasta meses después cuando a alguien se le ocurrió mezclar el entretenimiento con la filantropía publicitada.
Pese a lo ininteligible que pueda percibirse esta situación, ha servido para probar que a veces lo absurdo cumple su cometido: la ALS Association ha recibido casi diez veces más dinero en donaciones en comparación con el periodo de finales de julio y mediados de agosto del 2013. En total, la asociación ha anunciado que sus donaciones en este lapso aumentaron a $15.6 millones.
No obstante, las críticas han llovido para con el desafío. Para muchos, todo se devuelve al instinto ególatra de la vida en el mundo moderno. Un columnista del Huffington Post alega que se usa el Ice Bucket Challenge de la misma forma que se usa Internet para enseñarle al mundo nuestros cuerpos de verano. “Lo usamos para etiquetar a viejos amigos y para mostrarle a la gente que nos importa. Lo estamos usando para formar parte de algo más grande que nosotros. Lo estamos usando para promovernos a nosotros mismos, de alguna forma u otra”.
Por su parte, el comediante Bill Burr se burló de que el asunto con todo esto sea la gente que lo hace y no la enfermedad, mientras que Steve-O (de Jackass ) criticó que, con la cantidad de poder de celebridad que ha formado parte de esta moda, la cantidad de plata recaudada es una “tragedia”. Además, señaló que la gran mayoría de personas que han hecho el desafío no han brindado información acerca de la causa ni de cómo donar.
En ese sentido, la revista Slate llamó al público a tomar acción en un reto similar: el No Ice Bucket Challenge, que consiste en no llenar una cubeta con hielo y agua, no filmarse ni compartir nada en redes sociales, y donar el dinero de una sola vez.