Con garrotes, flechas y balas, los hombres han disputado los límites de sus dominios desde la época precolombina. La conquista y colonización fijaron otros, que modificaron la independencia y guerras posteriores. Los diferendos limítrofes entre Costa Rica y Nicaragua fueron constantes, sobre todo después de 1824, cuando el Partido de Nicoya decidió anexarse a la provincia de Costa Rica.
En ese momento, Nicaragua estaba en guerra civil, pero una vez reunificada, en diversos momentos exigió esas tierras tras la victoria contra William Walker -1856-, con la idea de poseer las dos márgenes del río San Juan para realizar su sueño de un canal interoceánico.
Al borde de una guerra, en 1858, José María Cañas y Máximo Jerez firmaron un tratado, que dejó en firme que el río San Juan era nicaragüense pero que los ticos podían navegarlo y que el río Colorado era costarricense.
En 1886, Nicaragua adujo que el acuerdo no había sido bien ratificado y ambos países pidieron arbitraje del presidente de Estados Unidos Grover Cleveland. De ahí surgieron comisiones que ratificaron la validez del Cañas-Jerez y detallaron los límites físicos en cinco acuerdos o laudos –1 Cleveland y 5 Alexander– entre 1888 y 1899. Desde entonces, varias veces han recurrido ambos países a la Corte Internacional de Justicia con denuncias o aclaraciones sobre el río San Juan.
En el 2010, Edén Pastora empezó a dragar el primer canal –del sur– de los que atraviesan isla Calero, aduciendo que los laudos Alexander fijan el límite allí.
Costa Rica demandó por invasión y Nicaragua demandó a Costa Rica por daño ambiental en el San Juan por la construcción de la trocha fronteriza. La Corte de La Haya impuso medidas cautelares, consolidó los dos casos y está por fijar etapa oral para escuchar los alegatos, lo cual no sucederá antes de final del 2013.
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