Brasilia. AFP. Alejandro Sabella tiene una tarea inmediata hoy con Argentina: colocarla entre las cuatro mejores selecciones del mundo, coronando así el éxito o el fracaso de su labor al banquillo.
“Si no lo logramos va a ser una frustración”, admite el técnico, quien aclara que prefiere ir paso a paso y pensar, primero, en el partido contra los Diablos Rojos y después seguir soñando.
Tras ser campeona del Mundo en 1986 y subcampeona en Italia 90, Argentina ha clasificado a todos los mundiales, pero lo más lejos que ha llegado después de esa fecha ha sido cuartos de final en 2006 y 2010. Su peor desempeño fue en 2002, cuando volvieron a casa tras caer en fase de grupos.
“Con respecto al éxito o el fracaso, me parece que es como un proceso de tres o cuatro años: se define en el tiempo, no solamente en el resultado. El resultado indudablemente es lo más importante”, dijo Sabella en conferencia de prensa, conocedor de que su labor puede ser juzgada a la ligera si no consiguen vencer a los belgas este sábado en cuartos de final.
“Muchas veces los juicios tienen que ver con el resultado. Si ganas eres un fenómeno y si pierdes no sirves para nada”, sentenció.
Y aunque excusas hay muchas, Sabella prefiere guardárselas. “Atenuantes hay, quedan dentro de mi pensamiento. Yo soy el responsable. Los partidos hay que jugarlos, no alcanzamos todavía el nivel que pretendemos”.
Terminaron primeros en el Grupo A con nueve puntos tras vencer 2-1 a Bosnia Herzegovina, 1-0 a Irán y 3-2 a Nigeria; con goles de Messi en los tres partidos (en el tercero hizo un doblete).
En octavos, vencieron a Suiza por 1-0 en el alargue, donde Messi habilitó a Di María.