Berlín, Alemania AFP Miles de alemanes dieron rienda suelta a su euforia en Berlín cuando Mario Götze marcó el gol de la victoria en la final del Mundial ante Argentina.
En la Puerta de Brandenburgo, corazón de la capital alemana, más de 250.000 personas siguieron el partido en pantallas gigantes, saltando y agitando banderas del país. El gol histórico de Götze estuvo acompañado del clásico We are the champions del grupo Queen.
“Lo hemos logrado (...). ¡Alemania es campeona del mundo! Vamos a festejarlo toda la noche”, prometió Bianca Hoffman, de 35 años, quien viajó a Berlín desde la región de Renania del Norte-Westfalia (oeste) para seguir la final.
En las calles, los gritos de alegría llegaban de todas las esquinas, en medio del estruendo de los petardos y de las bocinas de los coches. Una locura de negro, rojo y oro se apoderó de la ciudad, también fuegos artificiales.
“Es importante esta victoria para la Alemania reunificada. Muestra que estamos todos juntos”, señaló Torsten Kinscher, de 34, llegado desde Mannheim (sudoeste).
“En la última victoria alemana en la Copa del Mundo (1990) yo tenía diez años y seguí el partido en casa con mis padres”, rememoró este trabajador independiente dedicado al sector de los transportes públicos.
Bajo un cielo nublado, y con un poco de lluvia, los aficionados disfrutaron de la agradable noche de verano cerca de Tiergarten, el bosque situado en el corazón de Berlín. Valía todo con tal de portar los colores nacionales; la bandera como capa, como falda, en la cabeza...
“Hemos esperado la cuarta estrella demasiado tiempo”, subraya Annett Voelker, de 42 años y procedente de la ciudad de Hanóver.
Desde niños hasta ancianos, pasando por mucha gente de 40 años, todas las edades están representadas en la fiesta alemana.
Para algunos era su primer título de campeón del mundo. “Es enorme para mí, es la primera copa que gano”, bromeó Carsten Glaeser, joven de 20 años.
“Es una sorpresa total, no creía mucho en el equipo”, señala por su parte Frank Wegner.
Pero olvidando la sequía alemana, cuyo equipo nacional no levantaba un título desde la Eurocopa de 1996, el gol de Götze terminó con la frustración y llevó la alegría.