El proyecto para crear un pasaporte biológico en el ciclismo se quedó estancado este año.
El pasaporte biológico es un control periódico de datos del ciclista (especialmente sobre valores en la sangre) que permite detectar anomalías cuando se acerca una competencia.
Por ejemplo, se lleva control de los glóbulos rojos (las moléculas que transportan el oxígeno a los músculos) a lo largo de varios meses. Si en un mes aparecen alteraciones súbitas, es posible sospechar de dopaje.
Antes de la Vuelta 2009 la Federación Costarricense de Ciclismo (Fecoci) tomó muestras sanguíneas a los ruteros, durante tres meses, para compararlos con la Vuelta, donde no hubo ninguna irregularidad. Este año el programa se descontinuó.
El principal obstáculo es la falta de financiamiento, según explicó Félix Murillo, directivo de la Fecoci y especialista en el tema.
Los entrenadores de equipos ticos coincidieron en que es necesario llevar este tipo de controles.
“La Federación debió haberlo hecho (llevar el pasaporte biológico). No sé con qué referencia o historial van a trabajar en la Vuelta”, indicó Yurandir Leandro, director deportivo de JPS-Giant.
En cualquier caso, los comisarios de la Vuelta están facultados para tomar muestras sanguíneas cuando lo estimen conveniente; también aplicarán los habituales controles de orina. Los resultados de estos últimos tardan varias semanas en llegar al país, pues son analizados en Estados Unidos.