Johannesburgo
El 3-1 es un piadoso maquillaje futbolero. Brasil está cinco, seis goles por encima de este acéfalo equipo de Costa de Marfil.
Podría ir al frente y convertirlos sin despeinarse, incluso sin arriesgar en absoluto el resultado. Pero el que quita el pie del acelerador, el que adora el freno, es el propio Brasil, tan cómodo, tan abrigado en ese esquema conservador instaurado por el gobierno de Dunga, sistema que los jugadores adoran, defienden e interpretan como si fueran una prolongación intelectual del propio Dunga.
Nadie se atreva a decirle a un jugador de este Brasil que podrían brindar más espectáculo, que tienen con qué. Se enfurecen. Les sale fuego por los ojos. Están felices con el planteo, totalmente consustanciados con su entrenador.
Pero permítasenos, como hinchas, no adherirnos a él.
Avaros. Después de ver en este Mundial a equipos como todos los africanos y asiáticos, como Eslovaquia, Australia, etcétera (agregar sal a gusto'), uno espera mayor generosidad de quien tiene más. Sobre todo teniendo tanto potencial.
Es como si Ayrton Senna adorara conducir una Ferrari a 80 kilómetros por hora. No cierra. Queremos verlo a 350.
Brasil parece un millonario que cuenta las monedas. Y no deja propinas.
Mejoró notablemente Brasil en relación a su pálido debut. Y ya ratificó que es el gran favorito a la corona.
Tiene los jugadores, el esquema (guste o no) totalmente aceitado, y el convencimiento de sus futbolistas de dicha táctica.
Posee, además, una seguridad defensiva y una contundencia arriba que lo tornan letal. Dar espectáculo, no; agradar, no; esos son cinco centavos aparte.
No le gusta, no está interesado en ese rubro. Pero no vemos quién pueda doblegar semejante andamiaje.
Argentina tiene a Messi, una carta bravísima. Y delanteros picantes.
Sin embargo, no muestra robustez ni confiabilidad. Y defiende mal. En futbol, está escrito en letras de sal: el que defiende mal, pierde.
La brillante combinación y definición del primer gol verdeamarillo es una muestra gratis de la terrible capacidad homicida de este Brasil.
Pared Kaká-Robinho, devolución de taco, pase de precisión quirúrgica y fusilamiento de Luis Fabiano. El trípode letal que le aplicó una descarga de 2.000 voltios a Costa de Marfil.
Luego, la inocencia africana permitió que el exterminador del Sevilla hiciera tres sombreritos seguidos y anotara el segundo.
El tercero fue otra magnífica cesión de Kaká para que Elano demostrara una vez más su excelente pegada.
Estaba para varios goles, pero este Brasil de Dunga es así: hace extraordinariamente bien lo mínimo. Y no es que se conforma con hacer poco, es feliz con ello.
Si sabe que con un gol gana y le dan a elegir, preferiría no hacer dos.
Genial, pero.... Párrafo aparte para Kaká, un talento inmenso del futbol, una de las mentes más esclarecidas y dañinas de la creación ofensiva, cara de monaguillo y cerebro de halcón.
Nadie se ajusta más a la palabra crack .
No obstante, carece del carisma del ídolo histórico. Justamente porque le falta la grandeza de otros fenómenos brasileños.
Tiene alma de financista más que de futbolista. Presta al 20 por ciento.
Examen a África. El fracaso de Costa de Marfil es el de todo el futbol africano.
Hace 20 años estamos escuchando que “es el futbol que se viene”, “¡cuando despierten no los para nadie!”, “habrá un campeón africano”...
Nunca se han concretado tales pronósticos.
Una cosa es ver dos, tres jugadores africanos en equipos europeos, mezclados. Otra es cuando juegan 11 juntos.
Tienen el biotipo físico más poderoso del planeta, mas son infantiles, poco inteligentes, nada imaginativos. Y apenas combativos. Sucumben ante la primera adversidad. Raramente le dan vuelta a un resultado.
Antes, cuando el reglamento y la laxitud de los jueces se los permitía, equiparaban con reciedumbre. Ahora los arbitrajes son muy severos y han perdido competitividad.
África no pudo justificar los seis cupos que FIFA le dio para este Mundial.
No se trata de tener muchas asociaciones solamente, hay que acompañarlo con juego.
¡Qué triste es ver al fenomenal Didier Drogba metido en este cuadro incoordinado e incompetente!
Los futbolistas africanos llevan años actuando en Europa, ya no se puede hablar de inexperiencia. Son esto.