Guápiles. El Santos de Guápiles insistió durante todo el partido. Golpeó y golpeó sin cansancio hasta que en el último golpe a la piñata, se trajo abajo todos los confites.
Un merecido premio para un equipo que hasta que escuchó el silbato final, bajó los brazos.
En honor a la verdad, fue un gran juego con dos equipos sin miedo a ir al ataque; con picosas llegadas en cada arco. Fue una dudosa acción dentro del área, sancionada como penal, la que terminó por desequilibrar las cargas a favor del conjunto caribeño.
Refiriendo a la analogía con el boxeo, ayer el nocaut llegó cuando ya las tablas de los jueces marcaban un justo empate.
Cristian Lagos se vistió de verdugo y anotó su sexto gol en el torneo, esta vez desde los once metros. La anotación le permite al santista ser el máximo artillero del Torneo de Invierno 2012.
Ofensiva. Ayer Santos y Pérez Zeledón regalaron al público un gran espectáculo en el Ebal Rodríguez.
Es bonito observar un partido donde ambos técnicos plantean una estrategia ofensiva, sin especular un marcador y siempre con la vista al arco rival.
Pese a la derrota, Pérez Zeledón estuvo muy cerca de llevarse el gran premio hasta la zona sur.
Lo intentó en pies de Ariel Rodríguez y Camilo Aguirre, este último más en labores de creación, no como el pasado torneo, donde fungía como goleador sureño.
No obstante, Santos golpeó primero. Apegado al ataque desde las bandas, Maximiliano Ardetti (quien volvía a la titularidad) y Diego Madrigal se encargaron de servirle jugosos centros a Lagos, devorador del área.
Así golpeó Santos primero; eso sí, curiosamente los roles cambiaron y en lugar de la torre de ataque, fue el pequeño peón Madrigal quien cabeceó en el área chica.
Error garrafal que un jugador tan pequeño anote de cabeza.
El gol cayó mejor a los Guerreros del Sur, quienes redoblaron esfuerzos y de tanto insistir empataron mediante la cabeza de Brunet Hay, panameño de poca técnica y estilo, pero con buen olfato de gol.
Fue ya en el tiempo de reposición que el infortunio inclinó la balanza a favor del Santos. Osvaldo Rodríguez entró al área y Rigoberto Salas lo derribó para que se decretara la pena máxima.
Sentenció Lagos sin misericordia para la segunda victoria en casa de los guapileños, que poco a poco comienzan a recuperar terreno en la clasificación.
Por su parte, los generaleños, pese al buen juego, se van con las manos vacías y aún sin poder triunfar como visitantes.