Saprissa buscará mañana dar el primer paso para salir airoso de las semifinales, ese techo suyo en las últimas seis campañas.
Desde aquel trágico Invierno de 2010 cuando la S cerró penúltima con solo 16 puntos, los morados han sido un invitado inequívoco de la siguiente ronda.
Sin embargo, esas clasificaciones previas han terminado todas igual: con la impotencia de alcanzar la otrora acostumbrada final.
Esta vez, en su sétima oportunidad consecutiva, los tibaseños tendrán de frente a la Universidad de Costa Rica , ese invitado inesperado que contra todo pronóstico se metió a las instancias finales con solo un año de haber regresado a la lides de la Primera División.
Si bien Saprissa carga con el cartel de favorito se mire por donde se mire (cerró primero, lleva la ventaja deportiva y jugará ambos pulsos como local), el duelo entre morados y académicos se reviste con un cierto aire de incertidumbre.
Primero por el peso de esa historia reciente y esa deuda de finales que tiene la “visita”, segundo por ese cambio de identidad que llevó a la U a estar donde está.
Contrario a la imagen que les dejó el Invierno pasado, el equipo de José Giacone probó en este Verano que hay más que solo defensa en el libreto universitario, no por nada la U cerró la fase regular como el cuarto equipo más goleador (31).
El problema para el conjunto alma mater es precisamente darle equilibrio a esas facetas, porque los otros tres clasificados a esta ronda ya le demostraron con goleadas que adelantar líneas conlleva otro nivel de atenciones.
Ahí entra en juego el atenuante de que un empate no le alcanza a los académicos para la especulación, por lo que sí o sí tendrán que ir al frente en busca del resultado.
Eso también lo sabe Saprissa, pero en Tibás, Herediano y San Carlos ya demostraron que fiarse de la ventaja deportiva es un error que puede costar la temporada. Con datos de Gerardo Coto Cover.