Este paso del “antes” al “después” fue sellado con el intercambio de números telefónicos, un firme y sincero apretón de manos y el regalo de la camiseta por parte del mediocampista.
“Una bola salió del terreno de juego , rodó y quedó cerca de mí. Gabas, con amabilidad, me pidió que se la entregara y, yo, con una reacción propia de un partido de fútbol, le respondí que no. Él volvió a insistir y mi respuesta ahora fue que, si la quería, que viniera por ella”, relató Barrantes.
Gabas, agregó el entrenador, fue por el balón y al acercársele le expresó una serie de consideraciones que, según su opinión , le llegaron “profundo”. “Otra persona, quizá habría reaccionado molesta o al menos indiferente”, subrayó.
Para el jugador erizo, Barrantes hace un gran trabajo en Limón, al cambiar el estilo físico y chocador por un buen trato de la pelota y con un sentido claro al jugar.
“El fútbol es para hacer amistades. Siempre habrá roces, pero en la cancha lo mejor es cosechar amistades”, opinó el volante manudo.
“Gabas me dio una lección de vida que me llegó profundo”, reveló ayer el entrenador.