Sobre la línea de cal que separa el campo de la zona de banquillos, Mauricio Wright no paraba de dar instrucciones a sus hombres, les pedía intensidad y ofensiva ante un rival que no bajaba la guardia.
A pocos metros de Wright, su homólogo Daniel Casas les ordenaba a sus hombres que no quebraran el libreto y les exigía mantener el orden que los tenía a las puertas de ganar.
Era el minuto 80 de juego y el balón se disputaba solo en una parte del campo, la parcela del equipo local que con uñas y dientes defendía la anotación conseguida al minuto 9 por el larguirucho Josué Mitchell.
Esa etapa del compromiso, en la que unos atacaban y otros defendían, reflejaron a la perfección lo que sucedió ayer en el estadio Municipal de Pérez Zeledón.
Los anfitriones, mermados por sensibles bajas como la de Cristian Yeladián y Luis Stwart Pérez, apelaron a tapar la menor rendija por la que su rival se les pudiera colar.
Se apoyaron en el colmillo de Félix Montoya en la cintura y desconectaron a Yosimar Arias, quien al inicio tenía la función de mover a los rojiamarillos.
La estrategia de resguardarse y provocar fatiga en los visitantes fue la emboscada perfecta de los Guerreros del Sur para ganarle a Herediano.
El Team llevó la iniciativa la mayoría del tiempo, sin embargo, no tuvo la capacidad para superar a un contrincante fiero que peleó con ardor cada balón en el áspero césped generaleño.
Para infortunio florense, en apenas 36 minutos, Wright se vio obligado a cambiar a Vianney Blanco y a Rándall Azofeifa, quienes cayeron lesionados.
Esto forzó a que se quedara sin alternativas para las necesidades que se le presentaran en la parte complementaria.
Fue justo ahí, en la segunda fracción, cuando tuvo que echar mano de Elías Aguilar para recomponer la cintura, en la que José Luis Cordero se esforzó por marcar diferencia.
El 8 florense fue punzante, empero no estuvo bien acompañado para generar un ataque contundente que permitiera emparejar los cartones.
Cordero fue parte de ese equipo alternativo al que apostó Herediano pensando en el duelo del martes con el América.
Una apuesta que al menos para el torneo local no generó rédito, ya que el subcampeón se marchó con las manos vacías.