Hace poco cumplió 21 años y ya le ha tocado experimentar dos sensaciones tan diferentes como cercanas, de esas que quizás solo el deporte da.
El jugador de Saprissa pronto llegará a los siete meses fuera de las canchas, por la ruptura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, lesión sufrida en agosto del año pasado.
Apenas empezaba a mostrarse ante la afición del Saprissa cuando llegó ese infortunio, poniendo fin al deseo de adueñarse de la banda izquierda.
Cortés solo participó en nueve compromisos, los que al parecer fueron suficientes para sembrar una esperanza en parte de la hinchada morada.
Esperanza de hallar finalmente al carrilero canterano que se consolide en ese sector.
Mientras recibía la noticia de la temida lesión, también llegaron los mensajes de apoyo y ahí se combinaron dos sentimientos: tristeza y agradecimiento.
En varias ocasiones ha quedado de manifiesto en redes sociales cómo el prometedor jugador dejó una grata impresión en la cancha. Y a eso se le añadían dos ingredientes no menos importantes: la juventud y ser de la casa.
Aunque Wálter asegura de forma reiterada que en el club hay calidad para la banda izquierda, sabe que lo esperan.
“He notado un poco eso (el apoyo en redes sociales). Igual cuando tuve la oportunidad de jugar, intentaba hacerlo todo al 100%, dar el máximo y darle competencia a los compañeros, no quedarme en zona de confort. Agradecido con la afición por el buen recibimiento o apoyo. Estoy con ganas de volver y ayudar al equipo”.
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El futbolista formado en las filas de la S regresó al club tibaseño en 2020, luego de su paso por la segunda división de Estados Unidos.
Se perfilaba como una carta importante dentro del cambio generacional que busca la institución. Ya traía la experiencia del Mundial Sub-17 de la India (2017), el paso por el Alto Rendimiento y, sobre todo, el tiempo con el Philadelphia Union II, donde fue capitán y gozó de regularidad.
Sus planes y los de la afición eran distintos a lo que sucedió.
Sin embargo, su voz, en la que se percibe más madurez de la imaginada a su edad, transmite un mensaje de tranquilidad y de hallarle el beneficio a esa lesión.
Hubo momentos difíciles cuando se enteró del tiempo de recuperación, de impotencia sobre todo, luego transformados a su favor.
“Me ha ayudado mucho a poder madurar como jugador, como persona, me lo he tomado como una pretemporada; trabajar un poco más en mí, el tema físico en gimnasio, la parte mental se trabaja mucho con este tipo de lesiones”, asegura.
Hace dos semanas entró a la etapa de readaptación física, donde nuevamente empezó a tener contacto con el balón. Aunque la mayoría es de manera individual, al menos ya puede realizar algunos de los ejercicios con sus compañeros.
“El poder estar con ellos en cancha ha sido bastante bonito, porque fueron poco más de seis meses de no poder convivir con ellos. El volver a tenerlos cerca y poder estar con el grupo ha sido bastante bueno, me motiva a poder llevar las cosas un poco mejor”.
Llevar las cosas un poco mejor significa con más motivación de la que ya tiene. No se trata de presionarse o acelerar ningún paso.
“Se comen ansias, pero este tipo de lesiones hay que llevarlas con calma, no brincarse procesos. Me encantaría estar ya y jugar, pero prefiero llevar las cosas despacio y volver de la mejor manera”.