Su semblante era muy diferente al del día anterior, cuando lo destituyeron. Ayer, Orlando de León, conocido en el futbol tico como Ojo de Tigre, se mostraba radiante, feliz de volver a su casa.
Por eso, una vez que se anunció oficialmente que la directiva daba marcha atrás, caminó eufórico hacia la salida del estadio Eladio Rosabal Cordero para abrazarse con los seguidores florenses que se apostaron allí para conocer de primera mano el desenlace.
“Es gracias a ellos que volví”, dijo a punto de llorar, pero esta vez de alegría y no como la víspera, cuando derramó su tristeza.
Y recordó de inmediato sus últimas 24 horas. “El cariño fue tanto y el enojo tan grande con la directiva por mi destitución, que hubo quienes pretendieron recurrir a la violencia. Por dicha, pude persuadirlos de no hacerlo.
“Hubo que llamar como a cinco patrullas para que calmaran a la gente, que protestaba por mi separación. ¿Cómo no voy a agradecer yo estos gestos”, afirmó.
Serenata en su casa, manifestaciones en el club, el parque central de Heredia y llamadas a las emisoras deportivas para mostrar el repudio a la salida del uruguayo son solo algunas de las manifestaciones de la hinchada florense.
“Hoy tengo una familia más grande, porque todos los que me apoyaron en este trance son, ahora, parte de mi familia”, aseveró.
Y explicó porqué regresó al banquillo florense. “Mi esposa dice que yo quiero más a Herediano que a la familia. No es así, pero hay dos cosas que yo quiero luego de mi familia: Herediano y a Uruguay”.
El entrenador afirmó que “pocas veces se ha presentado que toda una ciudad se vuelca en apoyo de un técnico, ¿como no voy a ver a esta gente como mi familia?”