Hoy vuelve a picar el balón en las duelas de la NBA y por primera vez desde hace tiempo –en realidad desde hace cuatro años, cuando LeBron James se mudó a Miami– no hay un equipo que sea el favorito a reinar en la Conferencia Este.
James reinicia su leyenda con los Cavaliers , Derrick Rose ejecuta una suerte similar con los Bulls y el Heat afronta la prueba de mostrar que, a diferencia que en Cleveland, para ellos sí hay vida sin el Rey.
A esos equipos se les unirán en la lucha por prevalecer conjuntos ya madurados como los Wizards o los Raptors, dos sorpresas en la pasada postemporada que ahora se autodefinen como listos para visitar y batallar en las finales.
El que gana es el espectador, con juegos más nivelados y competitivos que la temporada anterior, en la que la conferencia se dividió entre el Heat, un pequeño puñado de contendientes y una gran lista de franquicias dispuestas a perder todo lo que fuera necesario para optar por un buen sitio en el atractivo draft de mediados de año.
El retorno del Rey. El regreso de James a Cleveland es más que un movimiento calculado para limpiar la imagen del gran astro de la NBA. El cuatro veces MVP también se mudó al lugar que mejor futuro le prometía, una organización que se dedicó a perder y sumar tres primeras selecciones de draft en la ausencia del hijo pródigo: 97 victorias y 215 derrotas en unas cuatro temporadas en las que nunca llegaron ni a los 40 triunfos por campaña.
El resultado: Kyrie Irving, uno de los bases más prometedores del baloncesto mundial, y los suficientes activos para conseguir el canje por Kevin Love, amo del rebote.
Con ese Big Three y una planilla casi tan profunda como la que tenía en Miami, LeBron espera que la química vaya fluyendo de a poco y los Cavs puedan disputar sus segundas finales de liga en una gris historia de 44 años de fracasos.
La clave es el centro brasileño Anderson Varejao, cuya debilidad en la pintura podría comprometer la calidad defensiva de Cleveland.
La fragancia de Rose. James se puede dejar los reflectores, pero Chicago es el favorito en las previas del inicio de la temporada. El regreso de Rose, MVP 2010-2011, eleva el nivel de los Bulls de un posible equipo bueno a uno con la capacidad de llegar a ser genial y, quizás, campeón.
Eso sí, la interrogante sobre la salud de Derrick está tan vigente como las últimas dos campañas, cuando el armador volvió de sus lesiones para abandonar pronto.
La esperanza de que la Ciudad de los Vientos reviva la emoción de la dinastía de Michael Jordan también se basa en la capacidad del coach Tom Thibodeau para armar una defensa impasable y el atractivo juego interno derivado de la unión europea del centro francés Joakim Noah con el catalán Pau Gasol.