El presidente del Directorio legislativo, don Rafael Ortiz, tuvo la feliz iniciativa de organizar un seminario con un grupo de funcionarios del Banco Mundial para saber cómo ven a Costa Rica a partir de un estudio reciente, realizado por ellos. Como nadie es profeta en su tierra, es importante saber cómo nos ven desde afuera.
El estudio del Banco Mundial tiene un título un tanto enigmático: “El modelo de desarrollo de Costa Rica. De bueno a excelente”. En el documento se abordan tres temas: lo bonito (los laureles), lo feo (los desafíos) y lo deseable (el camino a seguir).
Los laureles
El estudio comienza por reconocer que “Costa Rica se destaca por ser uno de las países más estables políticamente, progresistas, prósperos y conscientes del medioambiente en la región” y señala logros significativos en cuatro ámbitos:
1. Político:
k La democracia más antigua de América Latina, con 15 elecciones desde 1953.
k La abolición del ejército.
k La intervención clave para la pacificación de Centroamérica.
2. Social:
k Los principios medulares del pacto social se establecieron a mediados del siglo XX.
k El gasto público social es de los más elevados de América Latina (21% del PIB) y está a la par del de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
k Los resultados en el campo de la salud son impresionantes: esperanza de vida al nacer, tasa de mortalidad infantil, partos atendidos institucionalmente.
k La seguridad social y el sistema de pensiones cubren a la mayoría de la población.
k El compromiso definido con la educación: alfabetización, años de escolaridad, gasto público en educación.
3. Ambiental:
k El desarrollo de una “marca ecológica” de renombre mundial (áreas de conservación, parques nacionales).
k Único país tropical que ha logrado revertir la deforestación.
4. Económico:
k La política de apertura económica mediante la inserción en la economía internacional.
k La ley de zonas francas y la atracción de la inversión extranjera directa, que han permitido la producción de bienes y servicios de alta tecnología para la exportación.
Para los autores del estudio, el modelo costarricense “ha traído importantes dividendos económicos, sociales y ambientales”. Concretamente:
k La paz y la democracia se han fortalecido.
k La prosperidad ha sido compartida: sólido crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población, durante muchos años. La tasa de pobreza es de las más bajas de América Latina y el Caribe.
k La movilidad social ha sido significativa, de manera que la clase media es el grupo socioeconómico más grande del país.
k El producto interno bruto por habitante se triplicó de 1960 a la actualidad hasta alcanzar $14.000 al año.
k Los logros ambientales son significativos.
Sin duda, el país ha logrado hacer bien muchas cosas importantes en las últimas décadas.
Los desafíos
A pesar de los “impresionantes logros”, el país tiene retos importantes. Si no los enfrenta de manera adecuada y oportuna, pondrá en peligro la sostenibilidad del modelo de desarrollo. Así, de sencillo.
k 1. La pobreza se ha estancado y la desigualdad ha aumentado durante las últimas dos décadas, principalmente después de la crisis financiera internacional. El coeficiente de Gini ha desmejorado.
El documento del Banco Mundial señala dos causas: Primera: el crecimiento económico ha generado una demanda satisfactoria de mano de obra calificada, pero no ha sucedido lo mismo con el trabajo poco calificado, tanto en las regiones rurales como en las zonas urbanas. Segunda: ni los impuestos, ni el gasto público, han logrado mejorar la distribución del producto interno bruto.
k 2. Desde 1990 no se ha dado una convergencia entre el ingreso por habitante de Costa Rica y el de Estados Unidos. Esta situación está en contraposición con lo ocurrido en otros países latinoamericanos, como Chile, Uruguay y Panamá.
El estancamiento se debe, según el documento del Banco Mundial, a los costos de producción que limitan la competitividad del país. Los expertos señalan, primero, los salarios relativamente elevados en los sectores productivos de bajo valor agregado y, segundo, un clima adverso para las inversiones (costos de electricidad y de logística, infraestructura deficiente, regulaciones onerosas, apreciación del tipo de cambio). Señalan, por ejemplo, que “las carreteras y puertos tienen las más bajas marcas de calidad en América Latina y el Caribe”.
k 3. El desequilibrio creciente de las finanzas públicas pone en peligro el pacto social, la “marca país” y el crecimiento económico. Tanto es así que “sin consolidación fiscal, el déficit podría empujar la deuda pública a niveles insostenibles y amenazar las ganancias económicas, sociales y ambientales del país”.
La situación calamitosa de las finanzas públicas se debe, de una parte, a medidas anticíclicas tomadas durante la crisis financiera internacional y, de otra, a ciertos “disparadores” del gasto público.
Lo deseable
El estudio del Banco Mundial señala las áreas en las cuales ha de concentrarse la acción “para continuar en un camino de crecimiento sostenible e integrador”. Para mantener la sostenibilidad del modelo de desarrollo se requiere actuar en las siguientes áreas prioritarias:
1. Sostenibilidad del sistema productivo, con tres puntos de énfasis:
k a) Educación. Adaptar la oferta laboral a las demandas del mercado, para lo cual se requiere una reforma profunda del sistema educativo. Básicamente, el gasto público en educación debe orientarse hacia la población infantil, la educación secundaria, la capacitación técnica y la calidad y relevancia de la educación universitaria.
k b) Competitividad. El desafío es doble: por una parte aumentar la competitividad de los sectores de alto valor agregado y, por otra, mejorar la viabilidad de los sectores de bajo valor agregado. Para ello se sugiere prestar especial atención a los encadenamientos productivos, al apoyo a las pequeñas y medianas empresas y a reducir los costos para establecer nuevas compañías.
k c) Infraestructura. Las deficiencias de infraestructura son un obstáculo importante para el desarrollo del país. De ahí la necesidad de dar la debida atención a la construcción y mantenimiento de puertos y carreteras, la producción de energía limpia y la participación del sector privado en este esfuerzo.
2. Sostenibilidad fiscal
Dada la magnitud y consecuencias del problema fiscal, se sugiere controlar el gasto público (contención de la masa salarial del sector estatal consolidado), hacer una revisión de la situación financiera de los sistemas de pensiones, restringir las exenciones fiscales y reformar los procesos presupuestarios para mejorar la eficiencia y la transparencia del gasto público.
3. Sostenibilidad social
Se plantean dos preocupaciones: de una parte, modernizar el sistema universal de salud (rendición de cuentas, eficiencia y desempeño) y, de otra, mejorar los programas sociales (fragmentación institucional, criterios de elegibilidad, sistemas de monitoreo y de información).
4. Sostenibilidad ambiental
Es necesario equilibrar los objetivos ambientales y las metas de gestión de los recursos naturales (energías renovables, políticas de transporte, planificación territorial, agricultura “orgánica”, uso del agua, manejo de residuos).
Ahora bien, el Banco Mundial considera la calidad y capacidad de las instituciones públicas como un requisito sine qua non para tomar decisiones y ejecutar acciones prioritarias, pero existen numerosos problemas: multiplicidad de instituciones, falta de coordinación entre ellas, falta de rendición de cuentas y de sistemas de evaluación, procesos presupuestarios y de compras inadecuados, trámites engorrosos, fragmentación parlamentaria, burocracia ineficiente. En conclusión, el sector público no se ha adaptado a las necesidades sociales, ambientales y económicas del país.
El esfuerzo del grupo de funcionarios del Banco Mundial es muy meritorio. Es un reconocimiento a lo mucho que el país ha logrado, un llamado de atención sobre los problemas más acuciantes del desarrollo y, a la vez, un conjunto de sugerencias para sacar al país del atolladero en que se encuentra. Probablemente, algunos lectores discrepen de ciertos enfoques y planteamientos, de algunas apreciaciones y puntos de vista de los autores. Pero no cabe duda de la utilidad del informe. Se trata de un valioso recuento de cómo nos ven desde afuera. Es, también, un llamado desinteresado a la acción. Como tal es lectura obligatoria para quienes se interesan por el desarrollo de Costa Rica.
Lamentablemente, el país no parece estar preparado para tomar las decisiones y hacer las reformas necesarias para enfrentar los desafíos actuales. En efecto, la fragmentación pública, la polarización ideológica, la ineficiencia de la burocracia, la toma del Estado por intereses con frecuencia espurios, la falta de visión a mediano y largo plazo, la brecha entre las demandas de la población y los “resultados políticos”, la incapacidad de reaccionar y adaptarse rápidamente ante los acontecimientos mundiales, prueban que las circunstan-cias no son propicias y las perspectivas no son halagüeñas.
El peligro de dormirse en los laureles salta a la vista. En la situación actual, el país no pone en evidencia la voluntad ni la garra demostrada en otras ocasiones. Históricamente, hemos salido airosos de encrucijadas mucho más difíciles. Es cuestión de arrollarse las mangas y poner manos a la obra.
Eduardo Lizano Fait es economista.