Meses atrás, me tocó la desagradable tarea de tomar una decisión sobre la vida de mi perra Yuri. Después de mucho batallar, los médicos no encontraron forma de hacer que ella llevara una vida sin dolor y un día me llamaron para decirme que Yuri estaba sufriendo mucho. Con gran pesar acepté dormirla, amparado al consejo de los médicos.
Esas son decisiones difíciles que deben ser tomadas en ocasiones. Existen personas que prefieren no actuar para evitar llevar en sus conciencias el haber tenido que tomarlas.
Aunque eclipsado por otras noticias de mayor notoriedad, he visto las relacionadas con el Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito). No puedo más que quedar sorprendido al leer, una y otra vez, que el gobierno sigue empeñado en salvarlo.
Qué banco están tratando de salvar si Bancrédito no efectúa intermediación y dejó de realizar las funciones de banca. Todas las tarjetas fueron cerradas y no otorga créditos.
Me pregunto cuál es la actitud responsable del accionista principal al darse cuenta de que el Banco tiene problemas irreparables. Dejarlo desangrarse para no llevar en la conciencia el cierre o buscar la mejor manera de cerrarlo causando el menor daño a los involucrados.
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Venta a tiempo. El Banco debió haber sido vendido cuando todavía era viable obtener una ganancia. Es lo que habría hecho cualquier dueño de un activo con un valor importante. Pero, bueno, vamos a suponer que el dueño no se percató de que el valor del bien se estaba deteriorando como para haberlo vendido con ganancia.
Es de suponer, entonces, que ese mismo dueño trataría a toda costa de evitar pérdidas del patrimonio en cuanto se percatara de que ya perdió toda opción de materializar una ganancia. En este caso, debe buscar la mejor manera de liquidar el activo produciendo el menor daño posible.
Convertir Bancrédito en un banco de fomento es como pretender sustituir a mi perra Yuri con otra, esperando que sea la misma. Mi perra está muerta. Por mucho que le haga el esfuerzo o bautice una nueva perra con su nombre, nunca será la misma, ni la podré transformar en un pájaro. Bancrédito ya murió, no se pude revivir, y soñar con transformarlo es una utopía. ¿Por qué insistimos, entonces?
Comprendo que en política hay elementos influyentes en las decisiones, pero me parece que debe prevalecer el bien mayor, el que beneficia al mayor número de personas o, en su defecto, causa el menor daño posible.
El criterio técnico debe siempre formar parte de una decisión como esta. ¿Cuál es el bien mayor que lograremos como país al tener un nuevo banco de fomento?, ¿por qué no utilizamos los otros bancos del Estado para realizar estas funciones o los otros mecanismos ya existentes?
Estos son solo elementos del sentido común que también debe estar involucrado en la toma de decisiones.