Es falso que el Dr. Jokin de Irala se inhibiera libremente de exponer su conferencia “Comprendiendo la Homosexualidad”. (La Nación, 10/03/2013). En un país civilizado, para anular un acto que otorga derechos, se debe otorgar el debido proceso de ley, de audiencia y de defensa. Mediante un deshonroso recurso de amparo, la Sala Constitucional se olvidó de dar esos derechos constitucionales y humanos que son elementales.
Sin notificarnos del recurso, ni al Dr. Jokin de Irala ni a la Asociación que represento, anularon un decreto por medio del cual se había declarado de interés público el V Congreso Centroamericano de Bioética. Luego emiten un comunicado de prensa donde lo amenazan indicando que “Costa Rica se rige por la prohibición de la censura previa y la regla de la responsabilidad ulterior”.
Pongámonos en los zapatos de don Jokin: 1) está en un país extranjero, 2) se entera por la prensa de un proceso judicial donde la Sala Constitucional de ese país, sin ni siquiera escucharlo, dicta una resolución criticando su opinión como experto científico y 3) El Poder Judicial le advierte que, aunque tiene libertad de expresión, sí le pueden exigir responsabilidad después de dar su conferencia.
Imitando al inquisidor Tomás de Torquemada, del siglo XV, la Sala Constitucional con bombos y platillos anunció: como no nos gusta lo que nos dicen que este señor va a decir, no tenemos necesidad de escucharlo, y el Congreso no puede ser de interés público; puede dar su conferencia, pero, eso sí, tiene responsabilidad después de que hable.
Eso es censura previa, aquí y en cualquier parte del mundo.
Si yo hubiera estado en España, donde tampoco hay libertad de expresión plena –pues vergonzosamente se prohibió la venta del libro del terapeuta Richard Cohen “Comprender y sanar la homosexualidad”– , hubiera hecho lo mismo que el conferencista hizo.
Inexplicablemente, algunos medios de Costa Rica celebran esa resolución. Hoy es Jokin de Irala al que se le violó su libertad de expresión, mañana seremos todos: ¡incluida la prensa!
De LaNación no me sorprende la celebración, pues, al publicar el derecho de respuesta que don Jokin envió (La Nación, 21/02/2013) eliminó las citas de todos los sitios en Internet donde el lector podía encontrar la información científica que citaba: ¿Miedo a que el lector pudiera informarse?
En el Congreso se habló mucho más que lo que informó la prensa, entre otros temas: dignidad del ser humano, derechos del embrión, educación de la sexualidad, efectividad de las políticas públicas ABC (abstinencia, fidelidad y condón).
Lo que nunca podré comprender es ese empeño de ocultar la información a aquellas personas no satisfechas con sus deseos sexuales hacia personas de su mismo sexo. ¿Es que acaso ellas no tienen derecho a la información?