El Estado de la Nación (2013) indica que la pobreza en Costa Rica no ha disminuido significativamente en los últimos 20 años, y que tenemos a más de 1.140.000 personas en la base de la pirámide social, con poca esperanza de cambiar su futuro. Ante esta situación, la respuesta actual a dichos indicadores se resume en una estrategia con visión a largo plazo, sostenible, autofinanciada, e independiente de factores políticos, un nuevo modelo de capitalismo llamado empresas sociales.
Las empresas sociales se posicionan en el medio del espectro entre las empresas comerciales y las organizaciones no gubernamentales (ONG). Las empresas sociales son organizaciones generadoras de utilidades que buscan solucionar un problema social a través de una actividad económica innovadora y sostenible. Estas empresas proveen productos y servicios a las personas que se encuentran en la base de la pirámide social, de manera que estos bienes y servicios puedan ser adquiribles, accesibles, y utilizables. En vez de excluir este segmento de mercado, las empresas sociales los convierten en clientes y colaboradores de forma tal que mejoran su calidad de vida.
El ejemplo más conocido de empresa social es el del Premio Nobel Muhammad Yunus, creador del Banco Grameen de Bangladesh. Yunus evidenció que es posible atender las necesidades de la base de la pirámide, aliviar su pobreza y hacer esto, siendo una organización rentable. El modelo ha sido replicado exitosamente en más de 500 casos documentados. Independientemente de la región y del problema social, las empresas sociales están contribuyendo significativamente al alivio de la pobreza alrededor del mundo, y es imperativo que estas se promuevan u multipliquen en Costa Rica.
ONG al tope. Nuestro sistema de asistencia social se encuentra agotado, y ha sido incapaz de reducir la pobreza en los últimos veinte años. Independientemente de la afiliación política, un nuevo gobierno podría mejorar los índices de pobreza, pero no lo haría ni significativa ni sosteniblemente. Las ONG tienen el objetivo de solucionar un problema social; sin embargo, su financiamiento no es sostenible, ya que dependen de donaciones, caridad, y filantropía: es una economía letárgica, cada vez hay menos dinero disponible para estas organizaciones, y las personas en la base de la pirámide se convierten, también, en dependientes de donaciones, caridad y filantropía.
Al otro lado del espectro, tenemos a las organizaciones comerciales. La razón de ser una empresa comercial es la de maximización de utilidades. Si bien la labor de los departamentos de Responsabilidad Social alivia parte de los problemas sociales, estas iniciativas tampoco se podrían considerar como sostenibles ya que, en caso de conflicto, los intereses de la organización responderán de inmediato a los intereses de sus inversionistas. La empresa social se localiza entre estos dos extremos y tiene como único objetivo resolver un problema social específico, y hacerlo de manera sostenible.
En general, los principios de las empresas sociales corresponden a solucionar un problema social y no a maximizar su riqueza; son financieramente sostenibles, pero no reparten dividendos y todas las utilidades se reinvierten en el proyecto. Las empresas sociales trabajan para crear triple valor: económico, social, y ambiental, y su retorno de la inversión social es cuantificable y medible.
Cualquiera de nosotros puede ser parte de una empresa social: adquiriendo los bienes y servicios de empresas sociales ya existentes en el país, donando su tiempo como voluntario en alguna empresa social, o iniciando su propio emprendimiento social, ya sea replicando una iniciativa existente o desarrollando lo propio. Hoy, las empresas sociales nos dan el espacio para democratizar la riqueza, y darle una condición de vida digna al millón de personas de nuestro país que sustentan la base piramidal.