En 1991, Margarita Penón se aventuraba en la política y, con una enorme popularidad, no logró transformar el cariño de la gente en intención de voto, por lo cual perdió la candidatura presidencial de su partido.
Discurso novedoso. El discurso de Penón era novedoso: llamaba a sustituir los vínculos de dominación por vínculos de cooperación y solidaridad.
La recuerdo haciendo énfasis en todos los aspectos: dominación de los países grandes sobre los pequeños, de los varones sobre las mujeres, y del ser humano sobre la naturaleza.
Y, así, su mensaje apelaba a un desarrollo solidario y sostenible, de oportunidades y de respeto, y a una educación sin estereotipos (recordemos que, pocos años antes, en su calidad de primera dama, impulsó, entre otros asunto, que se eliminara el Paco y Lola como libro de texto).
Mensaje vigente. Han pasado ya más de veinte años y aquel mensaje guarda vigencia frente al recrudecimiento de las realidades en esos campos, al punto que, sobre el tema de género, Emma Thompson ha planteado recientemente ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la necesidad de liberar a los hombres de los estereotipos:
“Cuando sean libres, las cosas cambiarán para las mujeres como consecuencia natural. Si los hombres no necesitan ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se verán obligadas a ser sumisas. Si los hombres no necesitan controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.
“Tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres para ser sensibles. Tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres para ser fuertes. Es hora de que veamos los géneros como un espectro en lugar de dos ideales opuestos”.
Ojalá que, con este llamado mundial, podamos decir a coro que ha llegado la hora para avanzar.