En abril, se celebró la reunión anual de la sección internacional de la American Bar Association, en Washington D.C., en la cual tuve la oportunidad de participar en el foro sobre las tendencias de legalización del cannabis alrededor del mundo, planta que sigue causando polémica en varios sectores de la sociedad costarricense.
Después de la actividad, me pregunté si el país es consciente de los beneficios económicos que la legalización puede traer.
El cannabis y sus derivados se han convertido en una de las industrias más lucrativas de los últimos años. Cada día se descubren nuevos beneficios de la planta para uso medicinal y la utilización del cáñamo y sus derivados en productos alimenticios no dejan de ganar terreno.
En países como Canadá, donde es legal tanto para uso medicinal como recreativo, la industria ha crecido aceleradamente y genera miles de empleos directos e indirectos, y millones en impuestos al Gobierno. La industria ha crecido tanto que ya existen más de 20 empresas que cotizan en la Bolsa de Valores canadiense, empresas que están invirtiendo vigorosamente en la región para la producción y elaboración de sus productos.
Hay una lista grande de países que ya aprobaron el uso medicinal del cannabis. En nuestra región, solo México y Colombia lo han hecho, en especial, considerando la historia que ambos países han tenido alrededor del narcotráfico. Todo parece apuntar a que los dos son casos de éxito.
Desde la legalización, en Colombia, por ejemplo, se han expedido 214 licencias con fines medicinales y se han generado grandes beneficios económicos para la agroindustria. El periódico El Tiempo calcula que para el 2025 esta industria alcanzará un mercado superior a los $43 billones en su país.
Costa Rica. No es secreto para nadie que el plan fiscal ha traído como resultado una contracción en la economía que hoy se refleja en el cierre de empresas, en la medición del gasto, pero, sobre todo, en la tasa histórica de desempleo que estamos afrontando. Estamos a la vuelta de la esquina de entrar en una crisis irreparable que aún no hemos sido capaces de dimensionar. La situación económica del país nos obliga a buscar nuevas formas de generación de empleo e ingreso público y privado que evite que entremos en una espiral de la cual no podamos salir, o bien, que nos teletransporte a una Costa Rica que no queremos ver.
El proyecto de ley que promueve la legalización entró en marzo al plenario; plantea la utilización de licencias para todos los canales de producción, distribución y consumo que van desde los $25.000 hasta los $150.000. El objetivo del proyecto es garantizar la trazabilidad de toda la cadena de valor. A través de la regulación, podemos restringir y fiscalizar quiénes y cómo tendrán acceso a los productos, o bien, cuáles productos podrán producirse en el país, mas no comercializarse.
La legalización del cannabis para el uso medicinal es una alternativa viable que, además de sus beneficios para la salud, puede traernos múltiples ventajas, como la atracción de inversión extranjera directa de empresas que cotizan en bolsa, la generación de empleos directos e indirectos para puestos de mandos medios y altos y para la industria agrícola, la participación de universidades en investigación científica de toda la cadena de valor y control de calidad de la materia prima y de los productos elaborados, la preparación de profesionales especializados que nos permitan posicionarnos como líderes en la materia a escala global, la creación de nuevos impuestos, la creación de un nuevo modelo exportador y combatir el narcotráfico.
La autora es abogada.