Estuve unos días en San José y vi un país confundido, bravo, asustado. No hay duda, estamos en una situación económica compleja y se debe hacer todo el esfuerzo posible para reactivarla.
La reforma fiscal era necesaria y el impuesto sobre el valor agregado (IVA) viene a incluir una serie de servicios que no pagaban el de ventas, pero, sobre todo, servirá como mecanismo de control para evitar la evasión. Su límite, en el 13 %, era el más bajo de lo propuesto por todos los partidos políticos en las pasadas elecciones. Además, la reforma tiene capítulos para eliminar privilegios a empleados públicos, privilegios salidos de todo contexto. Lo malo es que el ahorro no se verá reflejado en los números del Estado hasta dentro de dos o tres años.
La reforma, que debió haberse aprobado hace años, generó una huelga ilegal de más de tres meses que le costó al país y, especialmente a nuestros estudiantes, un monto incalculable.
El hecho de que la entrada en vigor del IVA coincida con una desaceleración económica tan fuerte es poco deseable y considero que su ejecución pudo haber sido mejor planeada y comunicada. Sin embargo, sigo pensando que la reforma era fundamental y aplaudo la valentía del presidente de la República en defenderla.
Por otra parte, se han hecho cosas muy necesarias para encauzar el país en la dirección correcta, como bajar el encaje del Banco Central, para que los bancos presten más barato, y modificar ley de concesiones (en la corriente legislativa) para agilizar este mecanismo.
Asimismo, se ha efectuado inversión en infraestructura tanto de carreteras, puertos y aeropuertos como de hospitales y centros educativos. Se han instaurado las mesas de inversión para destrabar trámites de proyectos significativos para generar empleo y desarrollo (más de $1,6 billones en proyectos destrabados).
Hemos avanzado. Otros logros son la promoción del proyecto de educación dual (fundamental para que nuestra población se incorpore adecuadamente a la fuerza laboral habiendo aprendido haciendo), innovar en política pública que permitirá eliminar trámites y burocracia, y así agilizar el quehacer de pequeños, medianos y grandes empresarios.
Falta mucho por hacer. En mi opinión, cerrar o disminuir Recope para asegurar el acceso más barato posible a combustibles. Lo mismo en el ICE porque el país no aguanta más una energía tan cara y la institución debe ordenar sus finanzas y promover soluciones creativas, como la energía distribuida.
Queda modernizar los bancos y posiblemente vender alguno de ellos, cerrar instituciones que duplican funciones y ordenar su gobernanza, seguir insistiendo en la eliminación de los desastrosos privilegios de lujo, asegurar una transición en nuestro sistema educativo para que se centre en la formación del ciudadano que liderará nuestro país los próximos 100 años, promover incentivos (como los tienen las zonas francas) a otras industrias prioritarias y simplificar el impuesto sobre la renta para incentivar la formalidad y la inversión.
Respetar y ayudar. También debe facilitárseles a los trabajadores independientes su incorporación a la Caja Costarricense de Seguro Social, dando una moratoria a ridículas multas y trámites. Estoy seguro de que hay otras que podemos agregar a esta lista.
Todo deberá estar enmarcado en un respeto de los derechos humanos, la defensa de la familia y de las minorías, incluida la población LGBTI.
Me duele mucho ver “oportunistas de turno” pretendiendo desestabilizar nuestra democracia y el Estado de derecho. Utilizar a estudiantes con cuestiones como los famosos baños neutros (que no son más que baños individuales, normalmente el de la sala de profesores, para que personas que se sienten intimidadas en las baterías comunes los utilicen) para socavar nuestra tradición democrática, es inaceptable.
Es hora de poner las cosas en perspectiva. Apoyemos las cosas positivas que el gobierno hace. Continuemos vigilantes de aquello que debe cambiar. Pero por ningún motivo caigamos en la simplicidad de fanáticos que pretenden llevarnos al caos para su propio beneficio político.
El país necesita confianza, que rememos para el mismo lado. Tenemos la oportunidad de contar con gente de primer nivel en la administración.
El Gobierno de Unidad Nacional cuenta con personas de diferentes partidos y algunos independientes que están trabajando para sacar la tarea. Adelante, presidente. Adelante, Gobierno de Unidad Nacional. No aflojen a presiones malintencionadas.
El autor es empresario.