Por ser Limón parte de mi corazón y tener el privilegio de vivir en uno de los más hermosos lugares de la provincia, me preocupa su situación económica, pero me preocupa más que las autoridades responsables de aprovechar los grandes recursos económicos que ya están a su disposición no planteen propuestas inmediatas para elevar el nivel de vida de sus habitantes.
Ante la ausencia de soluciones, me atrevo a hacer algunas sugerencias prácticas que abrirían a corto plazo fuentes de trabajo para los limonenses, no solo como asalariados, sino, incluso, a través de actividades independientes.
No hay duda de que, dada la belleza y originalidad de la provincia caribeña, el punto más fuerte para levantar su economía es la atracción turística. Pero no me refiero a un desarrollo orientado exclusivamente a la hotelería, como he leído en algunas propuestas, que terminaría por engrosar los bolsillos de los grandes inversionistas y convertir a los queridos limonenses en empleados de cuarta categoría, como les sucedió a los guanacastecos.
No solo eso. Un turismo masivo de grandes hoteles acabaría muy pronto con la belleza del paisaje y estropearía irremediablemente los recursos naturales. La provincia de Limón es tan bella como frágil. Así que, en lugar de un turismo de cantidad, pensemos en uno de alta calidad.
¿Qué sugiero entonces? Aprovechar inteligentemente los cruceros, cuyos pasajeros permanecen en tierra unas horas, y si se les ofrecen atractivos locales se convertirían en fuente de buenos ingresos para la población. ¿Cómo potenciar esos atractivos locales y que, a la vez, sean fuente de trabajo inmediato?
1. Construir una terminal con las características requeridas para recibir y atender a los pasajeros que ingresan y salen del país. Tanto para la construcción como para la operación se abrirían muchos puestos de trabajo.
2. La ciudad de Limón cuenta todavía con algunas edificaciones emblemáticas, pero están en muy mal estado. Por ejemplo, la antigua aduana, una bellísima construcción victoriana, se presta para convertirla en un atractivo centro turístico, con locales bien presentados donde se ofrezcan artesanías, comidas caribeñas, pinturas originales —que las hay muy buenas— y curiosidades de todo tipo. En las horas apropiadas, contratar conjuntos musicales de la provincia para que alegren el ambiente.
3. Reconstruir el Black Star Line y transformarlo en un centro cultural, donde se lleven a cabo exposiciones y presentaciones artísticas, y se proyecten videos —que ya existen— a través de los cuales se conozca la historia y el aporte de la cultura afrocaribeña a Costa Rica.
4. Rescatar el antiguo mercado que tenía un encanto muy particular.
5. Mantener la ciudad limpia y sembrar en sus calles palmeras y flores propias de la zona.
6. Pintar las casas de vivos colores, propios de la cultura local. En fin, darle vida a la ciudad.
Otras opciones. Pero también es posible aprovechar sitios cercanos para que sean visitados en pocas horas. Por ejemplo:
1. La isla Uvita, adonde llegó Cristóbal Colón en su cuarto viaje. Construir allí un hermoso restaurante, con áreas de entretenimiento para los niños. Ofrecer pequeñas giras explicativas sobre las particularidades de la isla.
2. Los pueblos costeros Cahuita, Puerto Viejo y Manzanillo, se prestan para diversas actividades: bucear en el maravilloso arrecife coralino de Cahuita, donde incluso se hallan viejos galeones hundidos, paseos en kayak y en lancha, surfear, disfrutar de las playas de arena dorada… Visitar lugares de interés: Museo del Cacao, refugios de animales exóticos, plantaciones de banano y cacao, mariposarios y centros de protección de iguanas. Organizar giras guiadas por la selva para ver animales silvestres, aves, etc.
3. Y, por supuesto, organizar en la zona indígena —con el debido respeto— actividades propias de su cultura y cosmogonía.
No pretendo en este artículo agotar la lista de los grandes atractivos que posee la zona, que sin poner en riesgo sus invaluables recursos naturales podrían convertirse a corto plazo en actividades laborales para sus habitantes.
Aclaro que me he referido únicamente a los cantones de Limón y Talamanca, que son los que mejor conozco. No dudo de que en Matina, Siquirres, Guácimo y Pococí existen también muchas bellezas que los vecinos de esas comunidades podrán incluir a la lista.
Igualmente invito a los músicos, poetas, pintores, escultores, gente de teatro, bailarines, cantantes —que los hay muchos, no solo en la zona, sino en todo el país— para que complementen las múltiples actividades artísticas que se llevarían a cabo pintando de colores y colmando de sones esta hermosa región.
Tareas del Estado. Para que estas actividades prosperen, es indispensable, entre otras cosas, que el Estado contemple:
1. Crear un fondo rotativo para préstamos pequeños, que les permita a los locales mejorar sus instalaciones, adquirir los insumos necesarios (botes, maquinaria, equipos, mercancías…).
2. Garantizar un buen servicio de recolección de basura, para mantener limpias las calles, y mejorar el servicio de transporte público.
3. Con carácter de urgencia, reforzar la vigilancia policial, instalar cámaras en sitios estratégicos y, sobre todo, atender con prontitud y diligencia las denuncias y sugerencias de los vecinos.
4. Debe apoyarse la seguridad marina. Actualmente, por iniciativa de la comunidad, se cuenta con un servicio de salvavidas a cargo de jóvenes de la zona, que han rescatado a muchas personas en peligro de morir ahogadas, pero que, increíblemente, dependen económicamente de la buena voluntad de los vecinos.
La autora es filósofa.