Hace varios días, un grupo de amigos, preocupados por la situación nacional, hablábamos de qué se podía hacer para ayudar al Gobierno, ya que a todos nos interesa, como costarricenses, que este haga las cosas de la mejor forma posible. Alguien medio en broma y medio en serio, sugirió que por qué no les regalábamos un celular a cada uno de los funcionarios de alto nivel del Poder Ejecutivo, pues viendo como actúan pareciera que no tienen comunicación entre ellos.
Cuando la mar está tormentosa es indispensable que el capitán del navío tenga control absoluto y que los remeros, todos en forma coordinada, remen en el mismo sentido. Si unos lo hacen en una dirección y otros en otra, o la nave no camina o pierde estabilidad.
Las declaraciones públicas contradictorias entre los altos funcionarios provocan una sensación de inseguridad y dan la impresión de falta absoluta de coordinación. Me referiré solo a dos casos concretos, pero todos sabemos que hay más.
Contradicciones. La viceministra de Salud sale a la prensa, y en forma categórica y firme, refiriéndose al incumplimiento de la ley por parte de iglesias protestantes, manifiesta que aunque serán flexibles en cuanto al plazo para cumplir, todas deberán ajustarse al mandato de la ley y la que no lo haga será cerrada. Al preguntársele sobre una comisión que se había constituido en el gobierno de Óscar Arias para manejar las relaciones con las distintas denominaciones religiosas, también afirma que esa comisión no se restablecerá y que no hace falta. No pasaron 48 horas antes de que fuera públicamente desautorizada desde la Casa Presidencial.
El otro caso es el de la viceministra de Seguridad encargada de Gobernación que da declaraciones abiertamente opuestas a la política internacional del Gobierno. En lo personal, lo dicho por la señora viceministra me agrada, pero ese no es el punto. Es inconcebible que a nivel de viceministra se contradiga abiertamente la política internacional del Gobierno, lo que obligó al señor canciller a salir en la prensa a aclarar la situación e indirectamente desautorizando a la señora viceministra.
Cuando yo era ministro, si uno de mis viceministros hubiese dado declaraciones sobre temas de interés nacional sin mi conocimiento, al día siguiente hubiese sido ex viceministro, y si yo autorizaba esas declaraciones sin conocimiento del presidente, también al día siguiente hubiese sido exministro.
Algunos medios y comentaristas políticos tratan de señalar también como una contradicción el hecho de que el señor presidente no hubiese cerrado la DIS. Para mí, eso no es una contradicción, sino una rectificación. Simplemente, don Luis Guillermo se dio cuenta de que lo dicho en campaña era un error, pues la DIS no debe cerrarse. Todos esperamos, por el bien de Costa Rica, que se mejore sustancialmente la comunicación y la coordinación en el Gobierno.