Costa Rica comunicó al mundo en el 2018 que el 99 % de su energía eléctrica fue generada a partir de fuentes renovables. La noticia nos posicionó como uno de los países más amigables con el medioambiente y referente global. Sin embargo, algo cambió en los años posteriores.
En los primeros meses del 2023, Costa Rica importó más energía eléctrica de países vecinos, una alza del 137 % con respecto a los últimos cuatro años. Las exportaciones de energía, es decir, la venta de energía a países vecinos, cayeron un 97 %.
La razón son las fuertes sequías y el fenómeno de El Niño que estamos enfrentando. El resultado es sencillo: la energía será más cara para todos. Además, gran parte de la energía importada es de origen térmico, o sea, combustibles fósiles, por lo que no es ni renovable ni limpia.
¿Cuánto porcentaje de energía térmica se está utilizando en Costa Rica para enfrentar las sequías y cuánto estamos importando? Para dar un ejemplo, casi el 15 % de la energía consumida el martes 30 de julio a escala nacional era de origen térmico, según datos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). A esto hay que sumar la energía importada, de la cual se desconoce el porcentaje de origen térmico.
Tanto para las empresas como para los hogares, producir y consumir energía en un mismo sitio es la forma más sostenible en términos económicos, sociales y ambientales.
Sin importar si una empresa u hogar posee un sistema de energía limpia en el sitio, el simple hecho de que otros sí lo tengan hace que el país no deba invertir recursos en importar energía o construir nuevas plantas eléctricas.
La libertad y eficiencia energéticas empiezan a experimentarse para aquellos que se suman a la generación distribuida y la huella de dióxido de carbono del país empieza a bajar.
Por tanto, es erróneo pensar que la energía en Costa Rica es un 99 % renovable. ¿Tenemos la capacidad? Sí, pero el cambio climático no nos lo está permitiendo y, por ende, hay que migrar a energías limpias con el propósito de contribuir a la seguridad energética, electricidad más barata y, primordialmente, un menor impacto ambiental.
El autor es director general de la empresa Greenenergy.