La Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) tiene dentro de sus varias tareas “coordinar la política nacional referente a los preparativos para atender las situaciones de emergencia” según la Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo y su Reglamento (Decreto Legislativo N.° 8488). Por lo tanto, es la responsable estatal de coordinar la preparación y atención de cualquier emergencia posterremoto.
Actualmente, la CNE cuenta con planes bien estructurados sobre reuniones inmediatas posemergencia. Cada institución relacionada (previamente identificada) debe enviar un representante para coordinar la atención de comunidades, reparo de vías vitales, rescate de personas e instalación de albergues.
En la Fase de Respuesta, una vez declarado el Estado de Emergencia por el Gobierno, la CNE debe “coordinar las medidas urgentes para salvaguardar la vida, la infraestructura de los servicios públicos vitales, la producción de bienes y servicios, la propiedad y el ambiente” así como “la evaluación preliminar de daños y la adopción de medidas especiales u obras de mitigación”.
Así, por ejemplo, luego de un terremoto, la CNE revisa (o debería revisar) que hospitales, puentes, oficinas gubernamentales, Bomberos, Policía, centrales de telecomunicaciones, etc., sean seguras para los usuarios y puedan seguir desempeñando la función para la que fueron concebidas.
Muchas veces, la CNE evalúa estructuras privadas pero de uso público (por ejemplo, templos católicos) y, en menor medida, edificaciones privadas de uso particular (casas de habitación).
Dicha tarea, por lo regular, no la lleva a cabo directamente el personal de la CNE, cuyo número no resulta suficiente para esta labor (el Estado no puede mantener una cantidad tan alta de ingenieros estructurales en planilla solamente para atender un fenómeno eventual, y cuya intensidad se desconoce).
Por lo tanto, esta tarea recae en profesionales en ingeniería estructural que no tienen ningún vínculo oficial con la CNE y que son llamados solo para la emergencia. Cabe destacar que estos profesionales prestan sus servicios de manera voluntaria y gratuita.
Puntos claves. Uno de los pocos puntos negros en la labor de la CNE en la atención posemergencia es, precisamente, la evaluación estructural postsísmica de obras importantes y el manejo de los ingenieros estructurales. La CNE no tiene una lista actualizada de expertos en ingeniería estructural que estén dispuesto (de antemano) a colaborar con la Comisión en caso de necesidad. Inmediatamente después de un terremoto, profesionales de la UCR, TEC, y otros miembros del CFIA, se ofrecen como voluntarios y se ponen a disposición de la CNE. Pero, dado que esta coordinación no se realiza desde antes, siempre impera la desorganización.
La Comisión Nacional de Emergencias debe, por lo tanto, realizar una labor preventiva y contar con una lista actualizada de ingenieros especialistas, que solo incluya a aquellos que dispongan de su equipo y la documentación necesaria.
La Comisión debe contar con mapas de todo el país y realizar estudios previos para estimar cuánto personal demanda para cada tipo de evento (según epicentro, magnitud, etc.) y trazar rutas de posibles inspecciones.
Esta planificación significa un gasto mínimo (casi nulo). Básicamente se debe ordenar y mejorar lo que ya viene haciendo desde hace tiempo, solo que debe realizarse previamente, utilizando la tecnología y el conocimiento que se tiene hoy en día para el manejo de emergencias. La UCR y el CFIA pueden colaborar con esta tarea.
Estos ingenieros estructurales voluntarios deben ser evaluados previamente según su experiencia y estudios.
Además, durante el tiempo que ejerzan como voluntarios bajo el mando de la CNE deberían contar con todos los derechos y deberes de los empleados de la CNE (seguro de riesgos del trabajo, póliza de seguro, instrumentos necesarios para inspección y, muy importante, un seguro de responsabilidad civil).
Una de los pilares de la atención de situaciones extremas es la planificación pre-emergencia.
La CNE debe seguir está máxima y estar preparada para el próximo terremoto y, de esta manera, seguir creciendo en profesionalismo al servicio de los costarricenses como lo ha venido haciendo en los últimos años.