El concepto de formación dual nació en Alemania, en el siglo XIX, como una forma de ofrecer a la sociedad una preparación académica unida a la práctica profesional que requería la realidad económica e industrial de la época.
Alemania cuenta hoy con una gran tradición en formación dual, que se remonta a la reforma realizada por el ex ministro de Educación Wilhem Von Humboldt, que llamó a la educación dual “la educación para el trabajo”.
Este modelo fue evolucionando, y para la década del 60, que marcaba el inicio de la integración europea y la globalización, las empresas requirieron nuevos profesionales y exigieron cambios radicales en la formación. Los principales cambios requeridos incluían: a) mayor integración entre la teoría y la práctica, b) participación de las empresas en la definición de los currícula, c) menor tiempo de estudio y d) formación profesional para la demanda real de la economía.
Como respuesta a estas expectativas más ambiciosas, empresas como Daimler Benz y Bosch crearon, en 1973, la primera universidad empresarial en la ciudad de Stuttgart. Hoy, en el estado de Baden-Württemberg hay ocho universidades con formación dual, con aproximadamente 15.000 estudiantes y 4.000 empresas participantes. De esta manera, las universidades duales se han consolidado en Alemania como una alternativa real de formación, elegida por los mejores bachilleres y con la participación de las empresas más representativas del país. Actualmente, en toda Alemania existen 350 carreras duales, y más de 1,6 millones de estudiantes (dos tercios de todos los estudiantes escogen la formación dual) y 469.000 empresas participan del modelo.
Ventajas. Para hacer posible el modelo dual, es esencial el apoyo de las empresas. El modelo funciona con la combinación de dos tercios de práctica por cada tercio de teoría. Los aprendices matriculados en el programa llevan a cabo sus prácticas en las empresas inscritas. La experiencia alemana demuestra que la incorporación de las empresas (compañías internacionales, grandes cadenas hoteleras, importantes firmas automovilísticas o constructoras, entre otras) aumenta la proyección de los estudiantes y permite su formación en empresas líderes en su sector.
Se consigue así que los estudiantes adquieran una calificación profesional, gracias a una formación que les permite estudiar y trabajar a la vez, lo que facilitará su acceso al mundo laboral. La posibilidad de que los estudiantes adquieran la formación y los perfiles que las empresas demandan se entiende como otra ventaja de este modelo. La empresa detecta sus necesidades e instruye al alumno en el modo de atenderlas, por lo que se confía en aumentar la contratación futura de estos jóvenes. No obstante, se debe asegurar, como un medio para ampliar sus posibilidades profesionales, que el estudiante se forme en las necesidades del mercado y no de una empresa concreta. En Alemania, en promedio, el 80% de los aprendices duales se queda trabajando en la empresa donde realizó su formación.
Educación-trabajo. A pesar de realizar parte de su formación en una empresa, los alumnos cuentan en todo momento con el apoyo de los profesores. Estos trabajan de manera conjunta con las empresas para definir el plan de estudios y realizar la evaluación de los estudiantes. Los monitores de las empresas redactan los informes de evaluación, que los tutores de los centros supervisan para evaluar el trabajo del alumno.
La educación dual es una modalidad de enseñanza y de aprendizaje que se realiza en dos lugares distintos: la institución educativa y la empresa, que se complementan mediante actividades coordinadas.
El principio fundamental de este modelo educacional corresponde a la relación educación-trabajo en la formación profesional, que se cimienta en los enfoques tecnológicos y humanistas y debe ser abordado desde perspectivas filosóficas para determinar el tipo de ciudadano que se desea formar.
El reto del desempleo en jóvenes es la principal razón para la implementación de la formación dual. En el caso de Alemania, la tasa de desempleo en jóvenes menores de 24 años es de 6,6%, comparada con tasas de 22,6% en la Unión Europea y de 53,28% en España. En el caso de Costa Rica, la tasa de desempleo en jóvenes es de 23% (más del doble de la tasa de desempleo total del país), según la encuesta Continua de Empleo 2013. Las razones son muy claras: los jóvenes no tienen experiencia, muchos no disponen de educación secundaria completa y, si consiguen empleo, su falta de experiencia los hace más vulnerables a los procesos de recortes de personal. Lo interesante es que los alemanes atribuyen sus bajas tasas de desempleo en jóvenes a la formación dual.
El interés por replicar y tropicalizar el modelo dual alemán está presente tanto en Estados Unidos como en países de América Latina, como Perú, México y Panamá. Recientemente, el presidente Barack Obama comprometió $100 millones para el primer año de implementación de un programa de formación profesional dual y $6 billones a lo largo de los próximos cuatro años.
En Costa Rica, existen varios proyectos de ley de formación dual en revisión en el Congreso. A mi criterio, debemos actuar prontamente, inspirados en los países que lo han hecho bien, como Alemania. Aprender de ellos, tropicalizar el modelo respetando aquellos elementos fundamentales, como la proporción de teoría vs. práctica, la importancia de contar con escuelas-universidades, muchas empresas, las cámaras como entes supervisores del sistema, un ente rector –que a mi criterio debe ser el Ministerio de Educación Pública– y, por supuesto, los incentivos para que el modelo se nutra de esos 87.000 jóvenes que hoy no cuentan con trabajo.
La formación profesional dual debe ser una de las apuestas de la reforma educativa de los próximos años. Las elevadas tasas de desempleo en jóvenes, producto de la falta de experiencia y la saturación del mercado laboral, unidas al reto de acceder a una formación universitaria, nos deben poner la mira en otras alternativas.
Debemos entender las tendencias del mercado y montarnos en el tren del desarrollo lo más pronto posible. Es necesario pensar diferente, pero, más importante aún, actuar diferente.
El autor es empresario.