Lucem Aspicio, el lema de la Universidad de Costa Rica, entidad señera de la educación y la identidad nacional, busca, cubre y amplía la luz del conocimiento más allá de la juventud que se forma en las aulas y al aire libre, en los laboratorios, en las bibliotecas y en la educación y cultura que fomenta el vigor de su fecunda labor desde hace ocho décadas. Va más allá porque la sombra protectora de la seguridad social alcanza a la población adulta mayor de nuestro país.
Este proceso inicia en 1992 con la formación de médicos especialistas en Geriatría y Gerontología, con duración de cinco años y cuya sede es el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología (HNGG); esta especialidad es única en Costa Rica y en Centroamérica, y en estos 30 años ha graduado a 160 especialistas que se desempeñan, actualmente, en el sistema de salud de nuestro país. Este vasto programa, que lideré hasta mi retiro de la dirección general del HNGG en 2018, se desarrolla mediante una alianza entre la Caja Costarricense de Seguro Social y la Universidad de Costa Rica.
Así también, en 1994 se puso en marcha la maestría en Gerontología, que ofrece las opciones de maestría académica y/o profesional interdisciplinaria por un período de dos años, en la que han graduado 110 profesionales de diferentes áreas.
Tributo a las canas
En el año 2015, tras una extensa y paciente espera, se incluyó en el programa de estudios, en el quinto año de la carrera, el curso obligatorio de Geriatría y Gerontología. El estudiantado debe llevar y aprobar, sin excepción, dos semestres en esta materia, como requisito obligatorio para la obtención del título de médico y cirujano. A ello se suma el caudal de investigaciones de diferente índole en el campo del envejecimiento, sin dejar de mencionar que estamos cerca de iniciar la especialidad de Odontología Geriátrica, que llenará una sentida necesidad en la población adulta mayor.
La Universidad ofrece además programas de acción social, mediante los cuales cubre áreas marginales, urbanas y rurales, como el programa de Los Guido, Grano de Oro, Talamanca y otros que favorecen a las personas adultas mayores de muy limitados recursos económicos y marcadas por la inequidad social.
Cabe resaltar el aporte del PIAM (Programa Integral del Adulto Mayor). Con más de 35 años de funcionamiento, desarrolla 160 actividades programáticas para las personas adultas mayores, gestión en la que participan cerca de 3.000 estudiantes, siendo este un programa de tradición y prestigio a nivel latinoamericano. Todo este esfuerzo ha conllevado trabajo paciente, gradual, silencioso y efectivo a cargo de un distinguido grupo de profesionales y académicos de esta casa de estudios. En este contexto, la Universidad de Costa Rica y la Facultad de Medicina han hecho aportes invaluables al país.
La misión de nuestra alma mater es ardua e inclaudicable, entraña la sensibilidad, el compromiso y el afán colectivo de quienes gozamos del privilegio de contribuir al fortalecimiento y consolidación de una universidad al servicio de la población adulta mayor y para todos los habitantes de esta pequeño-gran país. Adelante, Universidad de Costa Rica. Que el aprendizaje, la investigación, la ciencia y el saber continúen por siempre en busca de la luz, lema, misión y antorcha.
El autor es decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica.