En lo político, el 2014 nos deja un cambio de partido en el Poder Ejecutivo, una recomposición política e ideológica en el Poder Legislativo y no mucho más, salvo la evidencia de que quien triunfó el 6 de abril, comprometiéndose a realizar un cambio de amplio calado, no tiene idea de qué hacer ni en qué consistía el cambio prometido. Terminamos el 2014 sin rumbo claro ni agenda nacional.
El 2015 no se puede desperdiciar. El mundo no nos espera, y si el oficialismo no tiene idea de hacia dónde poner proa, tendrá que ser la oposición la que, responsablemente, proponga una agenda que oriente la acción del legislativo y supere los estropicios que emanan de Zapote.
Para definir esa agenda no es necesario dar muchas vueltas; la realidad impone la agenda: corregir algunos desmanes del Ejecutivo, someter a control el gasto público, reactivar la economía y sanear las finanzas del Estado. No es todo lo que hay que hacer, pero es lo que urge apenas se inicie el 2015. De esta forma, dicha agenda debería estar conformada de la siguiente manera:
1. Corregir, al menos, los más notables estropicios del Ejecutivo:
a. Reforma al Código Procesal Laboral para subsanar los graves defectos y preservar lo mucho de bueno que tiene, específicamente, en materia procesal jurisdiccional.
b. Modificación al Presupuesto Nacional del 2015 a fin de rebajarlo en, al menos, ¢250 mil millones, de los cuáles, solo ¢100 mil millones podrán ser posposición de pagos de la deuda pública, y los restantes ¢150 mil deberán ser reducción del gasto real aprobado.
2. Someter a control los disparadores del gasto:
a. Reformas legales para una regulación más estricta en:
l. Pensiones con cargo al Estado.
ll. Salarios del sector público.
lll. Convenciones colectivas.
3. Estimular el crecimiento económico:
a. Ley de regulación del mercado de producción de energías ampliando la participación del sector privado.
b. Fideicomiso carretera San José - San Ramón.
c. Aprobación contrato ruta 32 a Limón.
d. Nueva regulación para fijación de tarifas de servicios públicos, introduciendo factores de eficiencia y no solo costos de producción.
e. Tratado de Inversiones Recíprocas entre China y Costa Rica, para dar luz verde a la Zona Económica Especial, que generaría empleo en Puntarenas, Guanacaste, Limón, Turrialba y San Carlos.
4. Saneamiento de la Hacienda Pública:
a. Ley para eliminar exoneraciones.
b. Ley para regular el gasto en las instituciones descentralizadas.
c. En caso de que se cumpla con todo lo anterior, se debería discutir y valorar las reformas al impuesto sobre las rentas y la del IVA.
En razón de que el Ejecutivo tendrá, entre enero y abril del 2015, el control de la agenda legislativa, deberá la oposición exigirle que remita, en el orden indicado para su trámite y hasta su aprobación final, una agenda como la propuesta. Primero, subsanar las averías; luego, control del gasto público; de seguido, reactivar la economía, y, por último, si se demuestra que hace falta, darle más “platica” al Gobierno, no a la inversa.
De otra forma, al menos los primeros meses del 2015 serán, como lo fueron estos últimos siete meses, tiempo perdido para la Asamblea y para el país.
Esperamos que el Ejecutivo comprenda que, ante su ausencia de ideas claras para gobernar y total falta de rumbo en Zapote, alguien, así sea desde la oposición, tiene que gobernar este país, porque con Costa Rica no se juega, ni con su presente y, mucho menos, con su futuro.