El carro eléctrico tiene una gran cantidad de bondades, entre ellas, poder cargarlo en casa
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Si en algo estoy de acuerdo con Andrés Formoso, autor del artículo “¿Está Costa Rica preparada para los autos eléctricos?” ( La Nación, 26 de junio del 2017), es que para dentro de 10 años cualquiera podrá seguir teniendo un auto de combustión interna sin problema. Sin embargo, no porque la infraestructura eléctrica del país no esté preparada para los autos eléctricos, como nos quiere hacer creer, sino porque, como sucede con la gran mayoría de las tecnologías nuevas, estos se irán adoptando de forma paulatina.
Según proyecciones de Bloomberg New Energy Finance, a escala global, las ventas de autos eléctricos enchufables representarán aproximadamente un 35% del total en el 2040, y un número mucho más bajo en el 2022, estimado en apenas un 5%.
Si pensáramos que por ser un país más amigable con el ambiente que el promedio y por tener una matriz eléctrica predominantemente renovable, la adopción acá fuera del doble o triple del promedio mundial, con suerte podríamos pensar en que de aquí a cinco años la adopción llegue a un 10% de las ventas anuales, lo cual correspondería a unos 6.000 autos al año.
Cómo el señor Formoso piensa que se podrían vender 150.000 autos eléctricos al año (cuando las ventas totales rondan los 60.000), es algo que no logro comprender.
Preparados. El país está preparado para atender, sin inversión adicional alguna, la demanda de unos 35.000 autos eléctricos (según cálculos de personeros del ICE), un número al que con suerte llegaremos en cinco años (hoy el número de autos eléctricos en las calles es de menos de 1.000). En ese plazo, el ICE estaría a tiempo para ir reaccionando, en caso de una adopción más vigorosa de la proyectada, mediante licitaciones para la construcción de nuevas plantas eléctricas.
Al ser empleado de una empresa privada que desarrolla y opera plantas de generación eléctrica, conozco de primera mano la capacidad de nuestro sector de construir nuevas plantas, que, en el caso de las eólicas y solares, se pueden ejecutar en apenas uno o dos años.
Ahora, ¿por qué Costa Rica no puede darse el lujo de ignorar los autos eléctricos? Razones sobran, pero la más importante es que si queremos aspirar a ser carbono neutrales en algún momento tenemos que atacar la fuente más importante de emisiones de gases de efecto invernadero: el parque vehicular.
Grandes consumidores. Si bien el mundo nos admira y nos sentimos muy orgullosos de nuestra matriz eléctrica, que en los últimos dos años ha generado más de un 98% de la electricidad con fuentes renovables, lo cierto es que más de la mitad de la energía que consumimos proviene de combustibles fósiles, y la gran mayoría es utilizada por los vehículos.
Adicionalmente, para quienes hemos manejado un carro eléctrico hay otras razones que inmediatamente nos hacen preguntarnos: ¿cómo fue que hasta ahora consideré uno de estos autos? Es más o menos la misma sensación que tuve la primer vez que probé una cámara fotográfica digital.
El carro eléctrico tiene una gran cantidad de bondades, entre ellas, la facilidad de cargarlo en casa (a un costo menor a los ¢1.000 para una autonomía de unos 150 km), no hace ruido, no se siente ninguna vibración y el motor tiene todo su “torque” (o fuerza de torsión) desde el primer momento, lo cual permite que el auto acelere de forma impresionante.
Los invito a hacer una prueba, quedarán encantados, y así, con suerte, podrán considerar uno la próxima vez que piensen cambiar su carro. El país se los agradecerá.
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