La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) es, desde 1942, la institución pública encargada de la atención social, médica y económica de los trabajadores asegurados y de sus familias.
La transparencia y la sostenibilidad, a punta de eficiencia, son parte integral de esta importante institución, tan compleja y dinámica, que cada año atiende 19 millones de citas, analiza 60 millones de exámenes de laboratorio, hospitaliza a más de 300.000 asegurados y receta más de 70 millones de medicamentos.
La CCSS, está presente en todos los cantones del país en forma solidaria y trabaja 24 horas los 365 días del año.
Parte de su labor es ordenar y ejecutar los programas tanto de prevención como de curación. Su trabajo debe estar íntimamente ligado al Instituto Nacional de Seguros (INS), al Ministerio de Salud, a las universidades, al sector laboral y al sector productivo.
Es preocupante, sin embargo, leer en los diarios que los hospitales no tienen camas para atender enfermos; que faltan especialistas; que decenas de pacientes en emergencias esperan una cama para ser internados; que las citas con ciertos especialistas se dan hasta cinco años después de solicitada.
Tampoco es para regocijarse que las compras de medicamentos de emergencia a diferentes precios parezcan normales; que las compras directas tengan costos altos y que la institución no utilice las plataformas tecnológicas que ofrece el gobierno digital para reducir costos y aumentar la transparencia.
El problema con las facturas duplicadas y sin evidencia de insumos de ortopedia, afecta ya a tres hospitales. Muchos centros médicos carecen de equipos con tecnología de punta debido a una interminable cantidad de trámites burocráticos que prolongan por años el proceso de modernización, a pesar de contar con los recursos financieros.
Por otra parte, las listas de espera se han venido agravando. Según las estadísticas, hay más de 570.000 solicitudes de pacientes para operaciones, diagnósticos o citas con especialistas.
Un informe reciente, de un grupo de diputados, señala que más de 120.000 asegurados esperan una cirugía, 260.000 están pendientes de exámenes y 180.000 aguardan ser atendidos por un especialista.
El expediente digital ha tardado casi veinte años en ser puesto en marcha para los tres niveles de atención sanitaria y su costo final superará los $100 millones.
No se ha podido reducir la lista de pacientes que requieren un cateterismo en el Hospital México, donde muchos aún están a la espera de ser atendidos desde el 2009. Analizando estas realidades, sobre los servicios dados por la CCSS, debemos actuar en forma oportuna y eficaz para formar más especialistas y dotar a los hospitales de mejor equipo e infraestructura.
Todas las escuelas de Medicina deben estar acreditadas ante el Sinaes y sus egresados, para especializarse, deben ser profesionales de calidad.
Ingresos y Gastos. La estructura de ingresos de la Caja ha variado debido a los cambios a su ley desde 1961; al universalizarse los seguros, en 1965; al ampliar el seguro de salud para todo el núcleo familiar, en 1975; al crear el seguro voluntario en 1984; y al asegurar por cuenta del Estado a toda la población indigente.
Los egresos en la atención de los no asegurados representan el 12%, monto que debe ser cubierto por el Gobierno en un 50%, con el inconveniente de que el Estado no paga. El 60% de los ingresos de salud y maternidad los genera el sector privado y un 40%, el Estado.
Se calcula que el 33% de los trabajadores no cotiza para la CCSS. El presupuesto de seguro de enfermedad y maternidad del 2015 es de 1,8 millones de millones, de los cuales el 50% se va en remuneraciones, que crecen a un ritmo del 15% anual, para una inflación proyectada del 4% anual.
El 96,7% de los ingresos del 2015 se irá en gastos ordinarios; el 3,3% restante está destinado a inversiones en edificios y equipo.
Los gastos en atención hospitalaria representan el 60% de los ingresos y todos los años crece este rubro más de un 5% en términos reales. Este monto, al igual que salarios y costos administrativos, debe racionalizase y buscar un equilibrio financiero para darle sostenibilidad a la institución.
Soluciones. Cada vez más se agravan los problemas operativos y financieros de la CCSS, y podría deteriorarse más si la actual situación fiscal y la desaceleración de la actividad económica no se resuelven.
El desempleo actual ronda el 10,1% y el empleo informal llega a la alarmante cifra de un 45%. La CCSS es estratégica en nuestro modelo solidario. No podemos dejar de actuar en forma acelerada y oportuna.
Los costarricenses recurren cada vez más al sector privado por servicios médicos, con altos costos para sus presupuestos. Es con base en esta realidad, que se deben mejorar los servicios de atención hasta el tercer nivel, subcontratando a empresas cooperativas o instituciones educativas debidamente calificadas, con parámetros claros y transparentes.
Está demostrado, por experiencia, que las clínicas y Ebáis atendidos por el sector privado tienen costos mucho más reducidos que los centros operados por la CCSS.
Esta subcontratación se ha manejado bajo estricta vigilancia y altos estándares de calidad de servicios. Servicios que han permitido horarios flexibles, aprovechamiento de la infraestructura y el uso de alta tecnología en la atención de los asegurados.
Es importante destacar que nuestra población se envejece y que tenemos el grave problema den una creciente población migratoria. Esta realidad va a requerir una reingeniería total en los servicios de salud, que se van a encarecer, por lo que hay que readecuar el modelo y las finanzas de la institución.
Es un hecho que la sostenibilidad de la CCSS depende de lograr una mayor eficiencia, de reducir costos, de mayores inversiones en equipo y de buscar modelos de subcontratación de servicios con metas claras, evaluaciones periódicas, calidad, mística, gobernabilidad y solidaridad.
El impacto de las transiciones demográficas, epidemiológicas y los problemas sociales y económicos son una realidad. En este sentido es apremiante solucionar el faltante de especialistas. Tenemos que ser pragmáticos y buscar soluciones sostenibles a largo plazo. La CCSS es de todos los costarricenses y es el pilar más importante de nuestro modelo social.
La CCSS tiene que cambiar para ser sostenible y el Estado debe buscar cómo saldar la deuda que tiene con la institución. Hay que mejorar la recaudación y la afiliación, pero, ante todo, es urgente una mayor eficiencia en el manejo de los recursos.
(*) El autor es ingeniero