Sobre las afirmaciones que realiza Sylvia Mesa Peluffo, presidenta de la Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres, en un comentario publicado en La Nación el pasado 30 de setiembre, rechazo categóricamente sus palabras y aclaro lo siguiente:
No es cierto que el Inamu esté destinando recursos para la atención de hombres ofensores. Según la Ley de Creación del Instituto Nacional de las Mujeres No. 12.801 es deber del Instituto propiciar el pleno goce de los derechos humanos de las mujeres, en condiciones de igualdad y equidad con los hombres. En ninguna parte de nuestra ley constitutiva se señala que debemos capacitar a los hombres.
Nuestros recursos siempre se han utilizado para promover y tutelar los derechos humanos de las mujeres, para contribuir con la construcción de una sociedad justa, democrática e igualitaria que garantice la equidad de género.
Sostengo que la violencia hacia las mujeres es un problema de seguridad ciudadana. Eso se evidencia cuando los oficiales de la Fuerza Pública nos dicen que alrededor del 90% de sus movilizaciones son por problemas de violencia hacia las mujeres, y cuando los datos del Poder Judicial señalan que cada año se dictan más de 47.000 medidas de protección contra los agresores.
Ante una situación tan grave, es necesario trabajar de forma interinstitucional en la prevención de la violencia. Es necesario que el Inamu continúe con la labor de capacitación hacia las mujeres, que conozcan sus derechos y que sepan que pueden romper el círculo de violencia en el que están inmersas.
Es urgente forjar cambios culturales que permitan la generación de nuevas masculinidades y formas de relacionarse; si bien es cierto, se trata de un proceso muy lento, es necesario que alguna institución trabaje con hombres jóvenes.
Coincido con la señora Mesa Peluffo cuando señala que a aquellos hombres que son capaces de asesinar a sus compañeras se les debe aplicar todo el rigor de la Ley.
No puede ser que los feminicidios queden impunes; la muerte de esas mujeres y el dolor eterno que sufren los familiares de las víctimas deben ser considerados con fuertes penas de prisión para los ofensores.
El Inamu es para las mujeres y, desde mi posición como Presidenta Ejecutiva, puedo alzar la voz y señalar que, para poder vivir en una sociedad libre de violencia y discriminación, es necesario que hombres y mujeres aprendan a convivir en una sociedad de igualdad y equidad, donde el respeto por los derechos humanos prevalezca.