No hay vuelta de hoja. La cuota laboral al Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) aumenta un punto porcentual en dos tractos: 0,5 el 1.° de julio y 0,5 el 1.° de enero. Pero eso es apenas una curita a la gran herida que tiene el sistema de pensiones. Ese punto porcentual es un “mientras tanto” se toman decisiones de fondo para curar al paciente que se enfermó por la dejadez.
El alza del 2,84% al 3,84% apenas dará ¢100.000 millones al año, nada frente a la crisis que afronta el régimen.
El primer escenario crítico comenzó en el 2012, cuando los ingresos se hicieron insuficientes para pagar pensiones. Desde entonces, el IVM debe comerse las ganancias de las inversiones para hacer frente a los gastos, reveló el estudio actuarial de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica. El segundo escenario crítico lo prevé a partir del 2024, cuando se comenzarían a usar las reservas. Y el tercero, en el 2030, cuando se agoten las reservas si no hay reformas.
¿Cómo llegamos a esto? En el 2007 el IVM tenía más ingresos que gastos, pero malas decisiones lo pusieron en crisis.
Por esas malas decisiones, los trabajadores tendremos que aportar más. Pero la Junta Directiva de la CCSS debe asumir su parte. Lo primero, cortar de raíz los excesivos costos de administración del IVM. Ese gasto subió un 23% en un año, de ¢33.671 millones del 2015 a ¢41.499 millones en el 2016. Es más, la UCR determinó que en la última reforma al IVM, en el 2005, la CCSS se propuso bajarlo un 20%, pero nunca lo hizo. Por ello, es hora de parar el derroche.
Sin embargo, un tema de fondo es si la Directiva de la CCSS es la idónea para administrar el fondo luego de que el estudio de la UCR la culpara del deterioro del IVM.
En ese sentido, tiene mucho sentido la propuesta del exsuperintendente de Pensiones Édgar Robles, quien plantea sacar a los directivos de la CCSS de la administración del IVM y darla a una institución ajena a la injerencia política. A los jerarcas del nuevo instituto de pensiones se les exigiría, como mínimo, experiencia en pensiones, cosa que ninguno de los directivos de la CCSS tiene hoy. Por nuestro futuro como jubilados, debemos poner en manos expertas nuestro dinero.
El autor es jefe de redacción en La Nación.