Producto de las pretensiones de desarrollar proyectos geotérmicos en el Parque Nacional Rincón de la Vieja, se han planteado dos opciones: hacerlo vía modificación de límites (segregación), reponiendo las áreas por utilizar con áreas equivalentes en extensión e importancia ecológica, o bien hacerlo vía otorgamiento de permiso o autorización de uso al Área de Conservación Guanacaste (ACG) y al ICE, para desarrollar el proyecto dentro de los límites del parque nacional.
Lo primero que debe considerarse es que un parque nacional, por decisión nacional, es una zona dedicada a la conservación absoluta o inalterada, así ha sido durante más de 40 años. Y cuando se habla de conservación absoluta, no se refiere a vitrinas intocables, sino a sitios con restricciones fuertes para el desarrollo de actividades humanas, donde como ya lo señala nuestra legislación solo se permite el ecoturismo, la investigación y la educación ambiental. Este fundamento filosófico e ideológico no debería cambiarse.
La modificación de límites (segregación), desarrollada en áreas que no representen un interés ecológico o turístico especial para los objetivos del parque, y bajo condiciones claras y estrictas, es el mecanismo apropiado para desarrollar geotermia en zonas ligadas a estas áreas silvestres protegidas. Sería mediante estudios científicos independientes, realizados previo a la formulación de la ley, que se determine si el área de interés geotérmico no representa sitios especiales para el parque, y si es posible sustituirlo por otra zona o zonas equivalentes, adyacentes al parque. De no darse estas condiciones, no habría proyecto de ley ni desarrollo geotérmico en esa zona del parque en particular.
Por el contrario, el permiso o autorización de uso es un mecanismo dañino y destructivo porque atenta contra la esencia, el concepto y la visión de los parques nacionales como zonas para la conservación absoluta. Desde el momento en que se autorice un primer desarrollo o proyecto de infraestructura de gran escala dentro de los límites de un parque nacional, se habrían acabado los parques nacionales como sitios para la conservación.
Después, sin duda alguna, vendrían los proyectos hidroeléctricos, las centrales eólicas, las carreteras, el turismo masivo, e incluso la minería y el petróleo, todos bajo el pretexto de que serían supervisados por las áreas de conservación y bajo la confusa etiqueta de la sostenibilidad.
Ambos, la segregación y el permiso son precedentes, pero el permiso de uso es más peligroso y dañino, por cuanto afectaría no solo al Parque Nacional Rincón de la Vieja, sino a todos los parques nacionales de Costa Rica, cambiando el paradigma de conservación absoluta que ha imperado hasta ahora a nivel nacional.
El peor error que se puede hacer es permitir estas autorizaciones de uso dentro de los parques nacionales, acción que sería sin duda la tumba de estas áreas protegidas, como las hemos conocido hasta ahora.
Discusión nacional. Nos enfrentamos a una decisión país que no puede ser tomada solo por el ACG, el ICE o un grupo de personas. Los parques nacionales son de todos los costarricenses y todos deberíamos participar en la definición de su destino futuro. Se requiere de una amplia información y discusión nacional sobre este tema, una decisión tan trascendental podría ser incluso motivo para un referéndum nacional.
Hagamos que la conservación absoluta siga siendo el pilar ideológico fundamental de los parques nacionales, que estos sigan representando esa última frontera que detiene el expansionismo destructivo del modelo consumista y depredador que hemos creado, denominado “desarrollo sostenible”.
Hagamos que los parques nacionales continúen siendo sitios donde los procesos ecológicos sigan su curso en la forma más inalterada posible, lugares en donde persista el silencio, la paz y la armonía natural, donde el ser humano pueda todavía reencontrarse consigo mismo y superarse. Sitios que sean los forjadores de un nuevo paradigma de desarrollo, de una nueva conciencia individual y social en nuestro país.
Digamos todos de corazón, un no rotundo a los permisos de uso para explotaciones energéticas dentro de los límites de los parques nacionales.