Según el IV Informe del Estado de la Educación, y con datos de las encuestas de hogares del INEC, la asistencia a la educación regular para los jóvenes que tienen entre 13 y 17 años se ha incrementado del 74%, en el año 2003, al 84% en el año 2012; y para el grupo de jóvenes de 18 a 24 años de edad, este dato ha pasado del 32% al 39% en el mismo periodo. Para el 2013, estos porcentajes son del 86% y 42%, respectivamente.
El incremento en la cobertura educativa (especialmente en educación preescolar y secundaria) y la disminución de la deserción son logros del Ministerio de Educación Pública que no se pueden pasar por alto, y que responden a la implementación de reformas y programas que deberían mantenerse en el próximo gobierno. Sin embargo, la meta de tener una cobertura del 100% en la educación secundaria se encuentra aún lejos. La Encuesta Nacional de Hogares del 2013 recopiló información valiosa que puede ayudar a comprender este problema.
Para el año 2013, del total de jóvenes que tenían entre 13 y 17 años de edad, el 14% no asistía a la educación regular. Los hombres en este grupo de edad afirman no asistir por no estar interesados en aprender (40%), no poder pagar los estudios (14%), porque tenían problemas o les costaba aprender (12%), o porque preferían trabajar (10%), entre otras razones.
Inasistencia. En el caso de las mujeres, al igual que los varones, las dos primeras razones que expusieron a los encuestadores son no estar interesadas en el aprendizaje (36%), y no poder pagar sus estudios (15%); pero el tercero y cuarto motivo en importancia difieren sustancialmente de los expresados por los hombres: tener que dejar las aulas para cuidar niños, ancianos y otras personas (8%), y problemas de acceso al sistema escolar (7%).
Para el grupo etario de 18 a 24 años de edad, existe un 22% que no asiste a la educación regular pero que, por lo menos, sí tienen la educación secundaria concluida; es decir, no asisten a la educación terciaria. Mientras que el 36% de estos jóvenes no asisten a la educación regular y no han terminado el colegio.
De este último grupo, los hombres, en su mayoría, no terminaron el colegio por tener la obligación de trabajar (37%), prefieren trabajar (20%), y por no estar interesados en el aprendizaje formal (21%). En el caso de las mujeres, el principal motivo por el que no finalizaron la educación secundaria es porque tuvieron la obligación de cuidar a niños, ancianos u otras personas (28%).
Si se agrupan las razones por las que los jóvenes de 13 a 24 años de edad no concluyen la escuela o el colegio, salta a la vista una importante brecha de oportunidades debido a factores de género: el 36% de las mujeres no asisten por tener que dedicarse al cuido de personas, ayudar en oficios domésticos, por embarazo o matrimonio.
Desigualdad. En el caso de los hombres, solo el 1% no asiste por esas mismas razones. Adicionalmente, casi la tercera parte (29%) de estas mujeres (entre 13 y 24 años de edad) son jefas de hogar o compañeras o esposas del jefe de hogar (12% en el caso de los hombres).
Los datos expuestos muestran el costo que tiene la desigualdad de género en nuestra sociedad. La desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres no es un tema nuevo; sin embargo, su importancia queda relegada frecuentemente en la cotidianidad (machista) en la que nos desenvolvemos, y que pretende atenuar el enorme costo que tiene la desigualdad de género.
Estos datos muestran la urgencia e importancia que debe tener el tema de género, tanto dentro del seno familiar costarricense como en la política pública de nuestro país.
La tarea no es sencilla, y requiere de un cambio cultural de nuestra sociedad y de la implementación de políticas focalizadas en el grupo más vulnerable: mujeres provenientes de las familias de ingresos más bajos. Solo de esta manera podremos acabar con la brecha que niega a muchas jóvenes costarricenses la oportunidad de la educación.