Editorial

Editorial: Una entente agresiva

Rusia y Corea del Norte parecen cercanas a una alianza de conveniencia con preocupantes repercusiones

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Se reunieron el miércoles en el Cosmódromo Vostochni, centro de la tecnología balística rusa, en el extremo este de su enorme territorio. El invitado, Kim Jong-un, dictador totalitario, paranoide y dinástico de Corea del Norte, llegó en un lujoso tren blindado, en la primera salida realizada al exterior durante cuatro años. Su anfitrión fue Vladímir Putin, dictador enquistado en el Kremlin, cada vez más obsesionado (y con razón) por el curso que ha tomado su invasión a Ucrania, que comenzó hace 19 meses.








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