La nueva pista de pruebas del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) es un peligro para los usuarios, conductores inexpertos y evaluadores, advirtió la auditoría institucional. El complejo costó ¢2.000 millones, pero el resultado está muy por debajo de la inversión. Para mayor asombro, los errores son elementales y tienen la particularidad de ejemplificar, en un microcosmos, las deficiencias de la obra pública nacional.
Hay postes de luz demasiado próximos a la pista, con unos 55 cm de margen. A una distancia semejante hay bloques de cemento (contrafuertes) que no tolerarían la desviación de un conductor inexperto. A solo 8 cm de la línea blanca de la calle de salida y justo después de una curva, hay un muro de concreto.
Si los obstáculos abundan, no puede decirse lo mismo de las estructuras de contención para aminorar impactos. Están ausentes de los planos y del terreno. Simplemente no fueron contempladas como necesarias. Las pruebas se hacen a poca velocidad, pero la auditoría recuerda la inexperiencia de los conductores, muchos de los cuales reprueban.
Quizá la conclusión más sorprendente es sobre el origen de los peligros y las falencias del diseño: “…todos los obstáculos se conocían con anticipación, ya que algunos fueron construidos en la primera etapa y otros fueron diseñados de esa forma en la segunda etapa. Dado lo anterior, la causa de esta situación se debe a que los diseñadores del proyecto no tomaron en cuenta la importancia de la seguridad vial…”.
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Pero la pista la diseñó el MOPT, encargado de la seguridad vial en el país, para aligerar el retraso de 30.000 pruebas prácticas de manejo. La intención es operar la nueva sede de San Sebastián junto a la existente en Plaza Víquez. La conclusión de los auditores sobre el menosprecio a la seguridad vial asombra hasta constatar, inmediatamente después, los también elementales defectos constructivos de las instalaciones del ministerio encargado de supervisar el desarrollo de obra pública.
Hay aceras, paredes y cordones de caño agrietados, pavimento desprendido y drenajes que hacen caer el agua sobre el mismo pavimento, lo cual podría causar más grietas. Los defectos anuncian el deterioro prematuro y la posible pérdida de la inversión. La auditoría atribuye las deficiencias a otro factor reconocible en un sinnúmero de fracasos: la débil fiscalización del proyecto.
“Los problemas encontrados evidencian deficiencias en la fiscalización de las obras, ya que no se tiene evidencia de que hayan sido detectados por los profesionales responsables de la Dirección de Edificaciones Nacionales”, advierten los auditores. La conclusión remite a lo sucedido en demasiados proyectos viales.
Para terminar de dibujar, en las instalaciones de prueba de San Sebastián, el microcosmos de la mala gestión de obra pública nacional, faltan los atrasos. La orden de inicio de la construcción se dio el 15 de setiembre del 2020 y los trabajos comenzaron una semana más tarde, pero, a partir de entonces, las inconsistencias en los planos produjeron demoras y obligaron a modificar la obra.
También hubo desperdicio de tiempo y recursos por falta de planificación de los accesos. La entrada fue prevista desde la carretera de Circunvalación, una vía de acceso restringido, pero nunca se hizo la gestión para obtener el permiso requerido en estos casos. En consecuencia, fue necesario clausurar la entrada y abrir otra, dejando abandonadas las aceras, calle asfaltada, portón de ingreso y plazoleta de espera. El nuevo ingreso está en una calle donde solo cabe un vehículo y no hay visibilidad debido a una curva. En consecuencia, el paso se regula por semáforos.
Quien quiera entender las dificultades del desarrollo de obra pública en el país lo logrará con solo hacer un repaso de las falencias de este sencillo proyecto. A nadie la preocupó la seguridad vial, hubo fallas de diseño, algunas obvias y jamás corregidas, la construcción es defectuosa y no hubo la supervisión necesaria para evitarla, se ignoraron requisitos de ley y la solución improvisada de los defectos está lejos del resultado óptimo. Además, es poco probable el señalamiento de responsabilidades. Todo eso presente en un proyecto insignificante en comparación con las grandes responsabilidades asignadas al MOPT. ¡Un extraordinario caso de estudio!