A semejanza del trabajo de las amas de casa, la batalla por el libre comercio nunca acaba. En materia comercial siempre surgen grupos de interés que presionan a los gobiernos, de países pequeños y grandes para que les concedan y mantengan mercados cautivos, que les garanticen ganancias máximas con el mínimo esfuerzo.
Un caso en este sentido lo representa el mercado de ropa interior de los Estados Unidos que, desde hace casi un año, sujetó a una cuota las importaciones de Costa Rica. El Gobierno de los Estados Unidos y diversos países exportadores en vías de desarrollo sufren la actitud contradictoria entre la proclama de fervorosos principios sobre el libre comercio y la presión de los intereses económicos y políticos de productores norteamericanos.
En cuanto a los textiles costarricenses, el panorama podría despejarse. En efecto, como informó el viceministro de Comercio Exterior (COMEX), Francisco Chacón, luego de una consulta bilateral con representantes del Gobierno de los EE.UU., este país mostró por primera vez, anuencia a revisar las objeciones de Costa Rica contra aquella medida unilateral. La objeción --tanto respecto al establecimiento unilateral de un límite cuantitativo a nuestras exportaciones de ropa interior como a la incorporación forzosa de materias primas producidas en EE.UU.-- está plenamente justificada desde el punto de vista técnico y, por ello, la conformidad de la Casa Blanca en estudiarla es esperanzadora.
El resultado de esta nueva querella es importante no solo porque los EE.UU. constituyen un enorme mercado potencial para nuestra producción, sino porque otra decisión contraria al libre comercio servirá de mal ejemplo para muchos otros socios comerciales. Esta decisión afectaría severamente el libre comercio que tanto ayuda al bienestar mundial. Un desenlace favorable realzaría, asimismo, la necesidad de contar con cuadros técnicos debidamente capacitados que sepan defender el interés nacional con propiedad. También este tipo de luchas fuerza a los países a mantener coherencia en todas sus posiciones. En efecto, resultaría muy difícil para un país apoyar el multilateralismo y el libre comercio en unos casos y, en otros, pactar esquemas monopolísticos o restrictivos solo porque temporalmente le favorecen.
Estas experiencias en materia de negociaciones internacionales, tanto en aspectos de comercio como en otras áreas del quehacer económico y social, nos enseñan que el país necesita contar con equipos altamente calificados y motivados. Es menester, por ello, estimular el trabajo de expertos y dejar a un lado la vieja práctica de que los puestos de alto nivel en el gobierno sirven para premiar a los colaboradores de la campaña, no importa su experiencia o preparación.
La labor del equipo negociador de COMEX, tanto en las exportaciones de textiles como en materia bananera, ha sido encomiable. Formulamos votos porque continúe. La globalización exige calidad total.